7 ✞ el atico

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capítulo siete
" el ático "

Cuando abrí los ojos y la noche aun inundaba la habitación como un mar de penumbra supe que algo no estaba bien

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Cuando abrí los ojos y la noche aun inundaba la habitación como un mar de penumbra supe que algo no estaba bien. Cuando fui consiente de mi cuerpo me di cuenta que estaba tiritando de frio y que tenía la piel como el hielo. Me recargué en mis hombros a duras penas, sintiendo mis articulaciones crujir como engranes desaceitados, y me miré las piernas. La sabana negra que me arropaba por las noches se encontraba al otro lado de la habitación, justo en la esquina y perfectamente doblada. Mi mente aún no estaba despierta del todo, me culpé a mí misma con la idea de que yo había olvidado ponérmela anoche. Pero aún era raro; era mayo, era verano. No había manera -aun sin la sabana- de que hiciera tanto frio, o aún más, que en un mes de noviembre. Me miré las piernas descubiertas, tenía los vellos erizados y la luz de la luna reflejaba un color azulado en ellas. Me comencé a sentir incomoda y me propuse que sería mejor idea no ir por la sabana y dormir así.

 Me comencé a sentir incomoda y me propuse que sería mejor idea no ir por la sabana y dormir así

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𝐠𝐡𝐨𝐬𝐭 𝐛𝐨𝐲 | 𝐜𝐨𝐫𝐛𝐲𝐧 𝐛𝐞𝐬𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora