33 ✞ la verdad

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capítulo treintaitres
" la verdad "

( I blacked out in my car and i woke up in my childhood bed, wishing i was someone else, feeling sorry for myself when i remembered someone's kid is dead )

Jonah, un adulto independiente y apunto de casarse, lloró en mis brazos por los siguientes cinco minutos y eso me hizo llorar a mi tambien, porque estaba ebria y porque Corbyn estaba muerto y su verdad frente a mi, a palabras de ser reveladas

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Jonah, un adulto independiente y apunto de casarse, lloró en mis brazos por los siguientes cinco minutos y eso me hizo llorar a mi tambien, porque estaba ebria y porque Corbyn estaba muerto y su verdad frente a mi, a palabras de ser reveladas. Él me dijo que había sido un accidente, pero eso era algo que yo ya sabía. Quería más, necesitaba más. Necesitaba saber quién, cómo y porqué, sus palabras vacías no ayudaban nada en mi investigación. Pude seguir insistiendo, ¿Quién lo hizo? Podría decir, y si no había sido él como pensé, no tendría por que ser una pregunta indiscreta. Pero no me atreví... o si lo hice, pero, en cambio, me contuve. Estaba llorando, no podía ir y preguntarle algo que lo iba a poner peor.

—Jonah, me tengo que ir a casa —dije después de un rato, intentando ocultar que yo también había soltado un par de lágrimas. Se separó de mí lentamente y me miró con las mejillas rosadas. No supe si era la pena o el alcohol, pero supuse era una mezcla de ambas.

Se acomodó la ropa y el pelo y asintió rápidamente avergonzado. Lo tomé del hombro, diciéndole que todo iba a estar bien cuando mis palabras eran tan estúpidas como yo.

—Lo lamento, de verdad. Esto es penoso —me dijo. Me alcé de hombros.

—Está bien.

Y, de alguna manera, agradecí que no se hubiera ofrecido a llevarme a casa aunque noté que quiso hacerlo, pero luego recordó que el problema era mi casa. Me despedí tímidamente y me las arreglé para llegar a mi casa sin tropezarme con mis propios pies y romperme el cuello con mi cabeza pesada. El transcurso de una calle de piedra y casas de colores me pareció de horas cuando eran solo dos minutos y cuando llegué el auto de mi madre estaba aparcado al frente. Me detuve en él un momento para tomar aire y luego entré sigilosa a la casa. Ella no iba a regañarme, pero aun así no quería que se despertase por mi culpa. Subí escaleras tomándome con fuerza las paredes para no rodar por ellas y caminé por las tablas rechinantes del pasillo con precaución.

𝐠𝐡𝐨𝐬𝐭 𝐛𝐨𝐲 | 𝐜𝐨𝐫𝐛𝐲𝐧 𝐛𝐞𝐬𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora