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El cuerpo entero de Nick se paralizó tan rápido que la corriente escalofriante que lo electrizó logró tensar sus músculos internos, congelando así el palpitar de sus nervios para que toda aquella fuerza retenida se dirigiera hacia los latidos de su corazón. Su lámpara roja se sacudió a una monstruosa velocidad que rompía las leyes de la física, un rayo de luz que estuvo a punto de quebrar la armadura de su pecho.

Lo único que sostenía su consciencia era el impacto que ese simple gesto lo había acorralado, o de otra manera, se hubiera desanudado de la cuerda que lo sujetaba para permanecer en el mundo de la realidad y se perdiera en un sin fin de fantasías.

Él no pudo hacer nada, estaba tan rígido que todos sus sentidos sufrieron una desconexión temporal pero tampoco era el culpable de que esa inesperada provocación sucediera, su descuido cerebral permitió que Tony aprovechara la oportunidad de tomar sus labios como si fuera la cosa más normal del mundo. Debió poner más atención al subir las escaleras, así se hubiera hecho a un lado de la sorpresa que lo atraparía.

¿Qué mierda pretendía con eso? Era irracional.

Solo alentaba al castaño para que huyera por la puerta principal.

Tony enredó un brazo alrededor de la cintura de Nick, y gracias a ese movimiento, sus cuerpos se presionaron con suavidad mientras los labios del más joven eran abusados. Mentiría si negara el concierto de tambores que estaba llevándose a cabo dentro del pecho del bailarín, al menos así sabría que un beso estaba experimentando una poderosa ráfaga de emociones en su amigo.

Por fin.

Lo cierto es que Tony no quiso evitar ser tragado por el impulso que lo llevo a este punto, lo hizo adrede, y la provocación intencionada respondía a ello. Lo tuvo todo planeado, y como siempre, no se arrepentía de haberlo hecho. Ese gesto le había valido el coraje para ignorar un poco su orgullo, tenía en cuenta que su masculinidad se vería afectada debido a que después de todo, ambos seguían siendo hombres. Pero lo que espantaba todos los motivos opuestos era que mantenía firme en su cabeza que todo saldría bien, era la primera vez que él daba un paso de ese estilo.

Ojalá hubiera sido el momento adecuado, qué equivocado estaba.

Se percató de que Nick solo estaba parado, con sus labios presionados en una línea recta, víctimas de un allanamiento mientras su delgado cuerpo temblaba dentro de ese abrigo grisáceo que lo protegía del frío. La conmoción estaba instalada en el castaño y esa fue la única señal que vio para indicarle que su alma aún seguía con vida.

Solo tenía una insignificante parálisis que atascaba su tren de ideas.

Era algo sin sentido, como el beso que el más joven le dio a su mejor amigo cuando eran niños. Un sinnúmero de dudas emigraron a su mente, ¿por qué rayos Tony quería traer a flote esos recuerdos que se arrepentía de haber guardado? ¿Acaso no podía simplemente olvidar que alguna vez el castaño lo besó y así ambos podrían zafarse de los incomodos contactos? ¿Él aún no se daba cuenta que los sentimientos de Nick fueron los más lastimados?

Tenía miedo, temía volver a sentir cosas por su mejor amigo.

Y aunque no lo admitiera en voz alta, lo único que ese beso ocasionaba era motivar a su corazón para que se sumergiera hasta el fondo y rescatara los sentimientos que había arrojado en lo profundo del abismo emocional para evitar seguir sufriendo.

Tal vez estaba siendo un poco dramático, no hubiera ganado en el estúpido jueguito de quién se lleva el corazón roto primero si su corazón no se hubiera comportado como un jodido jarrón de cristal. Aun así no dejaría que el pelinegro volviera a desjuntar todos esos trocitos de sentimientos que tanto trabajo le costó reunir durante los años.

TÚ [Tonick] H.H. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora