TÚ [Tonick] H.H. #1

41.

"Me tengo que ir, Tony."

Los ojos del pelinegro se ampliaron como platos al escuchar aquellas palabras, levantando su mirada y encontrándose con su fatigado osito en el umbral de la puerta de su habitación, seguramente el chico había regresado de sus clases de mediodía. Y es que todo revoloteaba en su cabeza, intentando procesar la información. Hace un minuto estaba sumergido en una profunda siesta y ahora, sicosiado, estaba irguiéndose sobre su cama, observándolo de manera diametral mientras ubicaba la franja adolorida que se estiro en su cuerpo debido a la sorpresiva idea y consiguiendo sanarla con su mente ya que, en el instante, no le importaba otra cosa que no fueran las palabras de Nick.

Ryland y Ondreaz habían escapado de la tensión universitaria hace una hora, llevándose con ellos al hijo del segundo para corroborar el pretexto de que el niño necesitaba tomar un poco de aire fresco fuera de su escondite en la casa. Aunque la justificación era verdadera, los que ahora se encontraban en la habitación sabían de sobra que aquel par quería pasar una tarde a solas después de las diferentes ocupaciones que los han mantenido separados.

No los culpaba por colocar al bebé como excusa pero tanto Nick como Tony no podían evitar preocuparse por la vista del público, después de todo, el secreto aún era una mancha de tinta fresca que debía mantenerse desapercibida en la oscuridad.

El castaño de ojos azules había corrido prácticamente todo el camino desde su salón de clases hasta la habitación del bailarín para informarle acerca de sus planes, dejándolo perplejo y confundido. ¿Acaso se marcharía de verdad? Aquella era una incógnita que se volvió constante cada segundo pero, de todos modos, se mantenía persuasivo a que la respuesta era negativa pero, ¿habrá hecho algo malo y gracias a ello fue perjudicado?

"¿Por qué te irás? ¿Qué ha pasado?" Tony se acercó a él, gateando sobre las sabanas hasta quedar en las orillas de las mismas ya que el castaño se había aproximado. Sus ojos marrones brillaban por el nacimiento de la preocupación en sus rasgos y sus pensamientos lo torturaban cruelmente "¿Acaso me dejaras solo?"

Esperaba una respuesta precisa pero todo lo que recibió fue un bufido y un entornar de ojos, indicándole que lo que había cuestionado era absurdo.

"Por supuesto, me marchare para romperte el corazón, abandonarte a ti y a mis importantes estudios" Ironizó, haciendo un gesto sarcástico con su mano "¿Te golpeaste la cabeza al nacer? Solo me iré a casa de mis padres. Las vacaciones llegaran pronto y ya estoy preparando todo para pasar el verano allá, solo quería comunicártelo de antemano para que no te preocuparas y armaras un escándalo si uno de estos días desaparezco de la faz de la tierra."

"Ugh, en algún momento debemos discutir esas extrañas desapariciones que tanto amas hacer" Avisó como una futura tarea, acomodándose en el diván que se encontraba al final de su cama y tomando la mano del menor para atraerlo "Pero, cariño, no necesitas pedirme permiso para visitar a mis suegros. En resumen, no necesitas pedirme permiso para nada, puedes hacer cualquier cosa que te apetezca. Está bien que me lo comuniques antes de hacerlo pero nosotros no nos pondremos limites en nuestra relación."

"No estaba pidiéndote permiso, tóxico de mierda" Estrechó levemente sus ojos "Solo estaba diciéndotelo porque conozco lo dramático que puedes llegar a ser, no quería que terminaras preocupando al resto y tampoco que mi teléfono se llenara de mensajes."

"Me conoces tan bien, ¿eh?" Tomó ambas de sus manos para acercarlo, formando una expresión cual niño perdido buscando a su mamá en el supermercado "Si me conoces tan bien, entonces también deberás ser consciente de lo triste que me sentiré cuando te distancies de mí por un tiempo."

"Aunque no me guste jactarme de ello, admito que disfruto verte sufrir un poco" Rió entre dientes y se encogió de hombros con complicidad, ocasionando que el mayor lo jalara más cerca. Esto solo le llamó un poco la atención "¿Qué mierda crees que intentas hacer?"