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Empujando la certeza de que esta sería una de las peores decisiones que hubiera tomado en su vida hacia las sombras del fondo de su mente, Nick jaló su propia mochila en un movimiento escurridizo y abrazó la tela gruesa de la misma sobre su pecho mientras encarrilaba sus zapatos con pasos apresurados hasta la sala de teatro, lugar donde llevaba a cabo sus estudios universitarios.

Durante su trayecto, concentró su atención en buscar una forma infalible para patear su propio trasero con su propio pie sin desafiar las leyes de la física y su cuerpo quedara como un paciente cuadripléjico en venganza por romperlas. Se maldijo interiormente al llegar a la conclusión de que no era un científico loco para someterse a una larga temporada de investigaciones que sirvieran de ingredientes necesarios para poder crear un clon perfecto de sí mismo y morderse el culo.

Al menos enterrando su mente en tonterías, podía olvidarse un poco del hecho de que existía un fastidioso insecto que estaba picándole los talones cada vez que arrojaba un paso al frente, y con insecto se refería a cierto bailarín que enervaba hasta el tope sus nervios en todos lados.

Tal vez no sería tan malo ensayar con él después de todo, podría mostrarle algunas de sus habilidades artísticas, hasta podría enseñarle algún punto de su dramatismo teatral y llegar a conectarse.

Okey, no... no sería una mala idea. Sería el múltiplo de una tragedia.

Abordando a su destino y abriendo las grandes puertas, se tropezaron con un grupito de tres jovencitas universitarias platicando entre ellas sobre lo que parecía ser el escenario de presentaciones. Seguramente perfeccionando los argumentos de sus guiones para lograr aprobar la audición de alguna obra del semestre como la que Nick tenía que aprobar para el lunes, era un tanto extraño pero de ese modo se sumaban las calificaciones de la carrera de actuación en A&P.

En el instante en que el pesado ruido de su mochila escacharró el silencio de la enorme habitación al ser arrojada a un lado de sus pies, las curiosas miradas femeninas se giraron en su dirección para lidiar con el motivo de su interrupción. No las conocía pero logró reconocer claramente a una de ellas quien, al enlazar sus miradas, untó sus dientes en una resplandeciente sonrisa de boca abierta cuando visualizó al castaño cruzar las puertas.

"¡Senseiiiiii!" Saltó desesperadamente y sin cuidado cada escalón cubierto de un mantel oscuro de alfombras que comunicaba con la plataforma del escenario.

En cuanto el cerebro del castaño aplastó el botón de encendido para activar sus circuitos, ya tenía a la huesuda complexión de la chica sujetada a su cuerpo como un entusiasmado monito. La estruendosa magnitud del apretón le indicaba que el estorbo estaba más que complacido de que se presentara ante su presencia.

"Oh, Dios no" Nick gruñó, sacudiéndose para deshacerse de la niña pero sin obtener el resultado correcto "¡Mia, deja de comportarte como una mocosa perdida! Nos están mirando."

"¡Que se pudran los demás!" Ella lloriqueó, importándole poco las existencias humanas que flotaban en el espacio. Para su suerte, las únicas que se encontraban observando el vergonzoso escenario eran sus amigas, o de otra forma, el castaño habría tenido que fingir desconocer a la liviana molestia "Estaba realmente preocupada por ti."

Sí, mierda, todo el mundo parecía obstinado en repetirle lo mismo. Se encontraba bien, perfectamente como si los problemas jamás se hubiesen creado. ¿La razón? Cierto tonto con complejo de ángel guardián descendió desde los cielos hasta el infierno para batallar con sus demonios, tal cual lo había prometido. La humillación por ello aún seguía vigente en su memoria pero en el fondo sabía había hecho lo correcto, cumpliendo su juramento.

El castaño le echó un vistazo a la persona por quien se atormentaba por el rabillo del ojo, sin perderse el gesto de frustración que su expresión transmitía al convertirse en el espectador de primera fila en contemplar el descarado movimiento del toque de la chica juntándose al cuerpo de su osito como un pulpo, aparentemente y con ayuda del acoso que le propinaba, Nick había encontrado el punto frío del bailarín dentro de esa capa de calentura que le daba un techo.

TÚ [Tonick] H.H. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora