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La bruma de sueño que oscurecía la mente y el cuerpo de Nick fue desobstruyéndose con rapidez, observando desde su imaginación la manera en que el holograma que representaba el portal hacia su mundo fantasioso como un espejo mágico, se borraba gradualmente. Cuando los repiqueteos que agujereaban su mejilla acentuaron su velocidad sobre su piel, se permitió maldecir entre balbuceos, inconsciente ante la persona con quien estaba lidiando su molestia.

"Ya salió el sol, bella durmiente" La exasperante voz cantarina fue una interferencia electromagnética que amenazo con estallar la burbuja pacifica, dentro de la que se encontraba encerrado "Despierta, vamos, hermoso. Quiero ver esos brillantes ojitos azules."

Naturalmente, logro reconocer al propietario de la fastidiosa voz "Ve a extirparte los testículos con un alicate, Tony."

La suavidad que perpetuaban sus edredones lo tentó a voltearse sobre su lugar, tal cual un gusano revolviéndose, y abrazo la esponjosa almohada con la que estaba descansando, repitiendo el trayecto que le toco tomar para viajar al planeta donde los unicornios podían existir y no la impaciencia de cierto bailarín.

¿Acaso nadie en esa casa pensaba respetar su paz mental cuando se encerraba dentro de su cueva, el único lugar donde podía deleitarse con su agobiada privacidad, lejos del contacto humano? En serio, era irritable que alguien pensara que interrumpir a una persona de su recompensada siesta con la estúpida excusa de que si te levantabas temprano, tu vida se alargaría un cincuenta por ciento más de lo incluido.

¡Y una mierda! Algunas veces él llegaba a pensar que la vida de los demás no era lo suficientemente divertida como para poder vivirla, y era por esa razón que buscaban consuelo entre vidas ajenas, incomodándolas e impacientándolas.

Durante todos sus años de juventud, Nick nunca había sufrido un accidente parecido... hasta que dejo dormir a Tony en su cama.

A pesar de que sus sentidos se mantenían sólidos con la inconsciencia, estaba totalmente seguro de que el culpable, destructor de su mañana llena de jardines de rosas y escenas de celuloide, se encontraba al tanto de su reacción como respuesta contra su tedioso comportamiento, llevándolo a la deducción de que el chico lo hacía adrede.

El castaño solo quería sisearlo con un puñetazo acertado en su atractivo rostro y empujar su ejercitado cuerpo fuera de su cama, al menos de esa forma podría encontrar la satisfacción perdida que tenía por despertarse aquella mañana. Sería, en parte, menos desmotivador.

"Seh, eso no va a suceder" El pelinegro acarició suavemente su cabello de seda, soplando aire caliente en su oído mientras imitaba la acción en su vientre, con su otra mano "A levantarse, Nicky dormilón. Tienes que servirme el desayuno, vamos, prometiste hacérmelo."

Oh, a Nick le hincho más que usara aquel manipulador tono de voz parecido al de un niño caprichoso, criado por padres millonarios y que siempre conseguía lo que deseaba con un chasquido de dedos "Eres lo suficientemente grandecito como para complacer tus propias necesidades, vuelve a sacarme de casillas y meteré tu cabeza en una sartén caliente para el menú de esta mañana."

"Sabía que habías despertado" Rió, dejando un beso sobre la piel de su aún fresca sien. El frío de la noche no había ayudado mucho en otorgarles un tranquilizante descanso últimamente "Buenos días, mi pequeño koala."

"Púdrete, no soy tu "pequeño koala" Gruñó, agarrando el bordillo de su colcha para cubrir su cuerpo enteramente, separándose de él "Tú y tus diminutivos pueden irse a abrazar un cactus, no lo sé, vete a arruinarle la mañana a otro" Ordenó, frustrado, y ahuyentó con su mano "Largo. Shu, shu, fuera de aquí."

En lugar de hacerle caso, el rizado sonrió "Parece que alguien se levantó con su periodo." Canturreó.

"Y parece que alguien despertó con ganas de morir" Replicó, bajo su escondite.

TÚ [Tonick] H.H. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora