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"¿Crees que me acepten tal y como soy?"

Por vigésima vez, Tony se aferró al brazo de su amado como si su vida dependiera de ello y su cuerpo se estremeció. Definitivamente, era imposible resignarse al bailarín en situaciones como estas, el chico había pasado todo el viaje prácticamente, como un ingenuo ido, sobresaltándose ante el predominio de la preocupación del rechazo de sus suegros zumbando en la oreja de todos sus sentidos. Nick tuvo que arriar las banderas cuando, al tercer intento por tranquilizarlo diciéndole que todo saldría bien, el de rizos entró en una crisis existencial.

Por más que amara al mayor, durante aquel instante, lo único que quería el castaño era desaparecer y dejarlo lidiar con sus ataques solo cuando se percató de que todas las miradas del autobús en el cual viajaban llovieron sobre ellos inmediatamente, presenciando el vergonzoso espectáculo.

Sus mejillas hirvieron al rojo vivo cuando encontró a la distancia a un grupo de jovencitas colegialas, quienes les sonreían de oreja a oreja con ternura en sus dientes al fijarse que el de ojos azules acariciaba la cabeza de su novio en un vano intento por calmarlo.

¿Novio?... Su casi novio. Pues Nick quería que cuando el momento de pedírselo llegara, debía ser especial.

"Tony..." Suspiró cansado, culminando su guerra emocional, y apretó su mano como de costumbre, acariciando el dorso de esta "Eres un chico estupendo, te lo he dicho mil veces y te lo volvería a decir otras mil veces. Mis padres te conocen desde que caminabas en pañales, amaran que estés allí nuevamente, especialmente cuando se enteren que nos reencontramos y que estudiamos en la misma universidad."

"No iba en pañales" Aclaró, entre susurros y mohines.

"No, pero aún te comportabas como un bebé. Por no decir que lo sigues haciendo" Esto último lo dijo en un susurro que el bailarín logró escuchar a la perfección mientras bajaban del autobús. Estuvo a punto de protestar pero el castaño, sin previo aviso, se subió a su espalda y plantó un beso en su mejilla, haciendo tragar sus palabras y su orgullo, viendo al vehículo perderse a la lejanía "No te preocupes por mis padres, ellos te siguen amando tal como siempre lo han hecho y yo te amo aún más que ellos, nadie nos separara."

Tony intentó mirarlo al sentir la respiración del contrario cerca de su oreja "¿Lo prometes?"

"Aunque ellos se opongan en nuestra relación, nosotros seguiremos juntos" Besó su lóbulo finalmente, y enroscó sus brazos alrededor de su cuello a la par que ajustaba sus piernas alrededor de su cintura como un pequeño chimpancé "De todos modos, no dejaré que eso suceda."

"Tomaré el riesgo de creerte, osito" Inspiró rendido para luego sonreírle de lado, causando que el mencionado arrugara su nariz en molestia por lo dicho "Me tranquilizare solo... si me das un beso."

Encantado, el menor se inclinó lo que pudo y estampó sus labios contra los contrarios, sintiendo aquella bomba de menta reventando en su cavidad bucal. Su pecho latió con mucha fuerza, aunque luciera llevar toda la situación controlada, lo cierto era que a él también le preocupaba la opinión de sus padres acerca de su reciente relación homosexual. Ellos podrían ser modernos, estar de acuerdo con ese tema tan controversial pero aún sentía miedo, era la primera vez que mantenía una relación con otro hombre.

Se sentiría como si un zapato de acero chocara contra su entrepierna cuando lo llevara a cabo, pues sus padres se habían acostumbrado a recibir a diferentes amigas de su retoño de ojos azules mientras cursaba la secundaria para, según él, hacer la tarea.

Y sí, la excusa era una cortina de humo... aunque algunas veces el caso no se era dado.

O bien, les hablaba acerca de diferentes nombres femeninos desde que entro a la universidad y no dejo de verlos a diario. Esto solo sucedió por un pequeño tiempo, a principios de haber ingresado recientemente al internado, hasta que se dio cuenta de que debía manejar sus asuntos por cuenta propia.

TÚ [Tonick] H.H. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora