Fantasía/Drama/Romance
"Dicen que el amor es mágico... pero Magia no está de acuerdo"
El principe Erick hara hasta lo imposible para ganarse el corazon de la guardiana Arelis, incluso ignorara las advertencias de la protectora del reino. Pero al ser...
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La noche había caído sobre el reino hacía varias horas, Erick aun no podía conciliar el sueño, Judasan se había marchado temprano a alistarse para el viaje así que no tenía con quien hablar.
Partirían el día siguiente y no volverían a pisar aquel lugar nunca más. Se sentó planteándose la idea de intentar convencer a Arelis, pero sabía que quedarse no estaba en manos de la guardiana, volvió a dejarse caer en la cama, todo lo que había hecho era recordar a Arelis y lo que le había dicho Sinor, sus palabras lo llenaban de gozo pero recordar que ella jamás accedería a convertirse en su pareja lo desanimaba. Cerró los ojos tratando de dormir pero nuevamente se sintió frustrado al no poder lograrlo “Arelis cree no es importante para nadie, por que así se lo dije desde que mi madre murió, ella no puede creer en sus palabras porque toda la vida lleva escuchado lo contrario” en aquel instante Erick recordó que no había hablado con Arelis acerca de lo que Arene le había dicho. Se sentó rápidamente y se colocó los zapatos, ella no podía irse sin que él se disculpara, después de todo ella nunca había hecho nada malo, al contrario él era el único que se había equivocado así que no tenía derecho a estar enojado con ella. Se dirigió hacia la casa de los guardianes, en el camino le sorprendió ver a Sinor parado mirando hacia las montañas con una maleta en los hombros y vestido de civil, le pareció extraño verlo de aquel modo así que se acercó.
-Sinor- lo llamó suavemente, el guardián volteo a mirarlo, se veía triste, cansado y desanimado- ¿pasa algo?
-Si, pero no es algo que se pueda arreglara contándole- dijo suspirando
-Pero hablando puedes desahogarte
-No, si le cuento solo se incrementaran mas mis penas- respondió con profunda tristeza
-Ya veo- respondió Erick sin saber qué decir
-No se preocupe por mi, estare bien, ahora no, pero más adelante lo estaré- Sinor sonrió débilmente mientras bajaba su maleta y tomaba algo de ella- se que va a ver a Arelis, por favor entréguele esto- Sinor le tendió la daga de la guardiana dejando sorprendido al príncipe- dígale que lamento haberla tomado- se colocó la maleta y retomo su camino
-Espera Sinor- dijo Erick- ¿te marchas?
-Si, ya no tengo nada que hacer como guardián, he perdido lo que debía proteger
-Pero…- Erick guardó silencio al comprender lo egoísta que estaba siendo
-Hable tranquilamente- le dijo Sinor- no importa, no me molestare
-Prometiste que cuidarías de Arelis por mi- Sinor miró el símbolo en su mano, el príncipe tenía razón, aún debía proteger algo, debía proteger a la guardiana, debía proteger al príncipe; ellos iban a sufrir por culpa de una promesa que Judan estaba dispuesta a cumplir, Sinor alzó la mirada y vio la desesperación del príncipe, él también estaba perdiendo a la mujer que amaba por culpa de la magia.