Capítulo 23

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Sinor observó la nota de Arelis, se preguntó porqué había tardado tanto en llegar, se levantó sin pensarlo y se colocó su ropa de viaje y un par de armas

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Sinor observó la nota de Arelis, se preguntó porqué había tardado tanto en llegar, se levantó sin pensarlo y se colocó su ropa de viaje y un par de armas.  Era entrada la noche, esperaba que Arelis continuara con vida. Salió a su encuentro. Anduvo un par de horas hasta que la divisó recostada en una piedra, se veía cansada y un par de ojeras grandes se dibujan alrededor de sus ojos. Unos cuantos soldados la ayudaron a ponerse de pie, se aproximo rápidamente a ellos pero dos de ellos le cerraron el paso apuntándole con sus armas, al verlo, Arelis lo reconoció y pidió que lo dejaran pasar.

-¿Pero qué locuras haces?- preguntó tomándola en brazos- ¿quieres morir?

-No

-Pues si sigues asi te vas a morir- la regaño debido a la imprudencia que estaba cometiendo- y muerta no podrás proteger al príncipe- Sinor sigo al resto de los soldados, Arelis seguía utilizando su poder para protegerlos a todos y eso le preocupaba. Había visto en varia ocasiones a Judan usarlo para proteger a su reino y la recuperación  era realmente dolorosa- además si mueres no habrá príncipe, porque los paganos lo acabarían de un bocado- Arelis se estremeció al oír la comparación de Sinor, las imágenes de aquel rito pagano volvió a su memoria, llenándola de terror,  frente sus ojos parecieron aquellos ojos azules que tanto miedo le generaban y el cuerpo sin vida de su madre. Cerró los ojos con fuerza tratando de alejar aquel recuerdo de su mente. 

Sinor bajo la mirada Arelis se veía más pálida que hace un momento y un temblor involuntario estremecía todo su cuerpo, la abrazó cariñosamente mientras seguía caminado detrás de los soldados- si algo de lo que dije te afecto me disculpo- hablo haciendo que Arelis lo mirara

-Estoy bien-respondió la joven, Sinor la miró severamente al escucharla

-No lo estás, te estás muriendo- dijo serio- sin importar cuál es tu intención, si mueres vas a desampara a Erick y no sacrifique parte de mi vida para que lo abandonaras -Arelis lo miro culpable, Sinor se arrepintió de sus palabras pero no dijo nada al respecto- yo protegeré al ejército a partir de este momente- Arelis retiró su protección de todos los soldados y se recostó al pecho de Sinor, cerró los ojos dejando todos en manos del guardián.

Sinor observó a la joven con cuidado. Dormida parecía mucho más pequeña, parecía una simple joven, indefensa, una niña delicada; le sorprendía la presencia que daba cuando peleaba; ella, esa niña lo había vencido en combate, esa niña era la primera al mando de los guardianes, y la estratega del reino pirata. Arelis tenía un aura peligrosa la mayor parte del tiempo, pero allí, le pareció un pequeño cachorro desprotegido y a la vez una niña valiente- guardiana hemos llegado al fuerte- le hablo susurrado, Arelis hizo un movimiento con su cabeza indicando que lo había oído pero no abrió los ojos. Sinor entró a una habitación donde habían varias camas y la recostó allí.

-¿A cuántos días estamos del palacio?- pregunto curioso, nunca había estado en aquella parte del reino

-A dos días, ya hemos enviado mensajeros al palacio indicándo nuestra situación actual- Sinor se sentó a los pies de la cama observando a Arelis, ella le producía mucha curiosidad. Se fijó que de su mano derecha salía sangre, tomó la mano de la guardiana y le retiró el guante. Arelis abrió los ojos sorprendida y trato de retirar su manos de entre las del guardián sin embargo este ya le había retirado en totalidad el guante.

La guardiana y el príncipe pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora