Arelis entró a la oscura cabaña con cautela, toda clase de objetos guindada del techo, era un lugar extraño y a la vez familiar. Se aferró con fuerza a la mano del príncipe al ver el reflejo de su padre al pasar frente a un espejo. Erick se encontraba nervioso, aquel lugar era tan aterrador como escalofriante, no sabía que podía haber asustado Arelis pero lo que fuera debía haber sido grave, no se imaginaba que podía estar viendo Arelis en el espejo de los miedos, pero el estaba viendo a Arelis muerta y no le agradaba aquella imagen, apartó la mirada rápidamente y caminó hacia el interior del segundo cuarto haciendo que Arelis dejara de ver aquel objeto.
Llegaron a un pequeño salón decorado con toda clase de banderas, Erick solo pudo reconocer tres banderas de las que se encontraban allí: la de su reino, la de los magos y la de los paganos. Las demás eran totalmente desconocidas para el. Sin embargo una en particular llamó su atención, había visto aquel símbolo en algún lado, una bandera azul con el símbolo de un reloj de arena. Se preguntó a qué reino pertenecia ya que no logro recordar.
Arelis observó la bandera con el reloj de arena, se sintió abrumada al empezar a recordar cosas que creía haber olvidado para siempre. El sonido de una campana la sacó de sus recuerdos, se giró hacia la fuente del sonido, allí estaba un hombre anciano de largas barbas canosas, estaba vestido como un pirata pero se veía bastante mayor para serlo. El hombre se acercó a ambos jóvenes e hizo una reverencia ante ambos.
-Majestades- dijo llegando hasta ellos- es un honor vuestra visita ¿En que puedo ayudarlos?- Erick miro a Arelis, no sabia el porque la guardiana queria ir alli, asi que espero que ella respondiera. Arelis miro a Erick un poco indecisa no quería hablar de su pasado frente al príncipe, y no quería que el anciano dijera algo que pudiera delatarla, sin embargo quería saber si podia ser sincera con el príncipe.
-Yo sé lo que le preocupa princesa- dijo el anciano buscando algo en sus bolsillos
-No, se equivoca- dijo Arelis rápidamente- Yo no soy una princesa, soy una guardiana
-Yo no me equivoco jovencita, no puedes negar tus raíces, por tus venas corre sangre real- Erick miró sorprendido a Arelis, nunca había esperado aquello, pero de ser cierto era una gran noticia, no solo porque podría saber algo de Arelis sino también porque ella podría ser su mejor aliado. Arelis desvió la mirada asustada no quería recordar nada, no quería saber nada. El hombre tomó la manos de ambos jóvenes y colocó alrededor de la muñeca de la mano derecha una pulsera plateada que se puso roja tan pronto ambos la tuvieron puesta- esto es por lo que habéis venido- dijo apartándose de ambos- el destino está a su favor- Arelis miro la pulsera aliviada, si el destino estaba a su favor significaba que no tenía de qué preocuparse.
-Señor- dijo Erick confundido- ¿Qué significa?- refiriéndose a la pulsera
-Solo dos almas gemelas pueden llevar la pulsera puesta, solo sin son compatibles cerrará y solo si van a estar juntos cambiará de color, aunque no solo es un accesorio de decore, con ella pueden encontrarse el uno al otro siempre, no importa lo lejos que estén- Arelis miró satisfecha el accesorio, era todo lo que necesitaba saber- ahora vendrán cada uno por aparte conmigo, se que hay muchas preguntas y muchas respuestas que no tiene preguntas así que ven primero tu- dijo señalando a Arelis. Ella observó a Erick indecisa pero finalmente siguió al hombre.
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La guardiana y el príncipe pirata
RomanceFantasía/Drama/Romance "Dicen que el amor es mágico... pero Magia no está de acuerdo" El principe Erick hara hasta lo imposible para ganarse el corazon de la guardiana Arelis, incluso ignorara las advertencias de la protectora del reino. Pero al ser...