Capitulo 11

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Judasan se sentía preocupado por el joven príncipe, desde el combate se la había pasado encerrado en su habitación tirado en su cama, no había comido en días, ni siquiera había recibido a su padre y lo peor de todo es que no sabía que le preocupab...

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Judasan se sentía preocupado por el joven príncipe, desde el combate se la había pasado encerrado en su habitación tirado en su cama, no había comido en días, ni siquiera había recibido a su padre y lo peor de todo es que no sabía que le preocupaba ya que el príncipe se había dedicado a guardar absoluto silencio.

Erick solo deseaba calmar su desasosiego. En las noches no podía hacer más que pensar en Arelis, y en lo confundido que se sentía respecto a ella, verla pelear en aquella ocasión y ver la alegría que hacerlo le generaba, lo llenó de miedo, un miedo que no pensó sentir nunca, miedo de haberse equivocado al haber permitido que la guardiana se ganará su corazón. Había soñado con el día del combate y en sus sueños Arelis siempre aparecía sonriente, al despertar se preguntaba si esa joven que tanta fascinación le había causado sería capaz de sentir amor.

El rey no podía soportar más la actitud de su hijo, sabía que algo lo agobiaba pero Erick se había encerrado en sí mismo, como cuando la reina murió, en el fondo sabía que su estado tenía que ver con Arelis.

El rey entró muy preocupado, pero en esta ocasión Erick volvió a recibirlo de la misma manera, ni siquiera se movió, Judasan sabía que el rey no obligaría a su hijo a levantarse, pero por un momento deseo que lo hiciera, que lo sacara de la cama a la fuerza, el estado del príncipe era más que preocupante.

-Hijo dime por favor que te pasa- Erick guardó silencio como de costumbre. Judasan sabía que la cúlpale del que el príncipe se encontrará así era Arelis, pero no culpaba a la guardiana, ella no podía acercarse al príncipe sin que su vida corriera peligro.

El rey bajó la mirada triste mientras abandonaba la habitación de su hijo, solo le quedaba algo por hacer, buscara a Arelis.

Arelis siguió tratando de maniobrar su nueva arma, sin embargo sus pensamientos se veían interrumpidos constantemente por la enfermedad del príncipe, se preguntaba que le habría sucedido esa vez para que entrara en aquel estado de depresión. Los guardianes que se encontraban con ella se pusieron de pie rápidamente lo que la alertó, al girarse vio que el rey se dirigía a paso decidido hacia ella, trato de no ponerse nerviosa, pero el rey no había sido muy condescendiente con ella los últimos meses.

-Arelis- la guardiana se apresuró a hacer la reverencia al ver que el rey se detenía frente a ella- se que lo que voy a pedir puede sonar muy extraño y tal vez no logres comprenderlo, pero necesito que vengas a ver a Erick

-¿Al príncipe?- la sorpresa era más que evidente en la guardiana y en todos los que se encontraban allí- Yo le aseguro majestad, que el príncipe no me ha buscado- el rey hizo un gesto afanoso restándole importancia a las palabras de la joven.

-Se que no me habéis desobedecido, solo quiero que vengas a verlo- Arelis no podía creer lo que estaba escuchando, por un momento pensó que seguía de alguna forma dormida, tal vez perdida en su imaginación- Erick me tiene muy preocupado - el rey se llevó las manos a la cabeza- hace una semana que está tirado en su cama, ni siquiera prueba bocado, solo se levanta para ir al baño y no duerme, se que le sucede algo pero no ha querido decirme- el rey miró a Arelis suplicante- se que se encuentra así debido a ti, no es que tengas la culpa, se que es mía, pero si él te ve se sentirá mejor, estoy seguro- Arelis lo miro confunda, el rey sabía que él se había encargado de separarlos, pero en ese momento solo se le ocurría que su hijo podría sentirse mejor si la guardiana mostraba interés por el- no lo tomes como una orden es sólo una petición, un favor que te estoy pidiendo Arelis- Arene miró con preocupación a Arelis aquello era muy extraño, aunque sabía que la guardiana no tenía elección, debía obedecer.

La guardiana y el príncipe pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora