Capítulo 36

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Erick estaba sentado junto a su padre mientras este le informaba cómo se llevaría a cabo la próxima batalla, había pasado ya cuatro meses desde que lo tres guardianes se habían marchado y Judasan aun no regresaba

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Erick estaba sentado junto a su padre mientras este le informaba cómo se llevaría a cabo la próxima batalla, había pasado ya cuatro meses desde que lo tres guardianes se habían marchado y Judasan aun no regresaba. Había llegado noticias que magia se había debilitado y había perdido poder sobre gran cantidad de guardianes, provocando que muchos se marcharan o fueran asesinados en los enfrentamientos con los paganos. Judan también había estado enferma, había sufrido constantemente fiebres y se la pasaba la mayor parte del tiempo acostada, Erick se había hecho cargo del bebé y había enviado a Judan de vuelta al reino mágico, pero eso le quitaba mucho tiempo así que su padre había vuelto a tomar las riendas del reino.

La corneta sonó alarmarlos, los paganos volvían a atacar y ahora que la mayoría de los guardianes habían muerto no podía hacerles frente. Tomó al bebé en brazos y se dirigió hacia la habitación de seguridad en el que se escondieron, No podía permitir que le pasara algo al pequeño. Su padre lo tomó del brazo y corrió con él hacia la habitación secreta para protegerse, entró en la oscuridad de aquel lugar sin decir una palabra.

-No tenemos los medios para pelear contra los paganos, sin el apoyo de la magia estamos perdidos- comentó el rey, Erick se dio cuenta que su padre tenía razón, no podía arriesgar a nadie más, pero no podía dejarse vencer, miles de gente dependían de él. Pensó en que  si tan solo le hubiera pedido perdonan a Arelis, ella estaria alli con el y se sentiria seguro ya que sabia que la guardiana no dejaría que nada le sucediera al niño.

-¿Padre porque Nakor nos ataca?- pregunto entrando en el lugar- Ni siquiera sabemos como llegar a su reino, estamos en total desventaja frente a él.

-Me gustaría saberlo Erick- dijo cerrando la puerta- siempre ha existido una enemistad entre ambos reinos, sin embargo desde hace unos quince años tomó un tinte muy personal, ya no atacan las aldeas ni las costas, están empeñados en acabar con nosotros…- el piso bajo sus pies tembló haciéndolos caer al piso, Erick sintió un terrible miedo, tenía que poner a salvo al príncipe.

Sinor observó preocupado a la joven, se veía profundamente triste. Arelis siguió observando el mar ante ella, las cosas solo parecían seguir empeorando, si ella no se hubiera marchado en un momento de ira, Judasan seguiría con vida, no quería imaginarse lo triste que se pondría el rey al enterarse de la muerte de su amigo.

-Arelis- Sinor la llamó suavemente- estamos de vuelta en el reino de los piratas- dijo observando el fuerte con curiosidad- ¿porque magia nos habrá enviado de vuelta?

-Porque debo cuidar de su hija- respondió sin despegar la mirada del cuerpo de Judasan- debo mantener a salvo la vida del príncipe- Sinor se sentó a su lado frente al mar, tenía todo el uniforme lleno de sangre y se veía fatigado. El rostro de Sinor se convierto en una mueca de horror al fijar su mirada en el horizonte.

-Arelis debemos irnos- dijo poniéndose de pie y levantando rápidamente a la guardiana. Arelis siguió la mirada de Sinor y vio como se acercaban varios buques de guerra a la costa, un cañón fue lanzado en dirección a los guardianes, Arelis corrió junto a Sinor al ver la intención de sus enemigos, ya los habían visto. El piso tembló bajo sus pies haciéndola caer.

La guardiana y el príncipe pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora