capítulo 21

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Judasan busco con desespero a algún sanador, el salon de cuidados estaba totalmente vacío, no había rastro de nadie por allí, las mesas, las camas y los utensilios estaban volcados; señal de que los paganos habían pasado por ahí, llamó a gritos a ...

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Judasan busco con desespero a algún sanador, el salon de cuidados estaba totalmente vacío, no había rastro de nadie por allí, las mesas, las camas y los utensilios estaban volcados; señal de que los paganos habían pasado por ahí, llamó a gritos a alguien pero nadie apareció, busco salón por salón puerta por puerta, pero parecía que todos en el reino se habían esfumado. Se dirigió hacia la torre del consejo, busco las pociones que ellos tomaban cuando caían heridos, pero quedaban pocas, las tomo todas y corrió de vuelta hacia la casa real, en el camino se topó con Sinor, estaba terriblemente herido, le costaba caminar y en cualquier momento se desmayaría, lo sostuvo cuidadosamente y lo llevó hasta la habitación de príncipe.

-Arelis- dijo entrando sin aviso- no he encontrado a nadie- el desespero en la voz del guardián era palpable, Sinor observó al príncipe inconsciente sobre la cama, se veía pálido y no respiraba, miró con dificultad a Arelis, sus ojos se veían cristalizados, estaba triste, el desespero y la impotencia se había adueñado de su ser.

-Ya no  importa- respondió Arelis con voz rota- el príncipe… él ha muerto- Sinor se soltó de Judasan y caminó con dificultad hasta el lado del príncipe, colocó la mano sobre el corazón del príncipe y pronunció unas palabras en voz baja, una luz azul blancuzca salió de sus manos hasta el pecho del príncipe.

-Sólo tiene un par de horas- pronunció precipitándose hacia el suelo inconsciente, Judasan lo recostó al otro lado de la cama y comprobó que siguiera vivo. Arelis camino hasta Erick y se dio cuenta que su pulso había vuelto, era débil pero el príncipe estaba vivo. Salió apresuradamente de la habitación en busca del rey, el era el único que podría ayudar a Erick en aquel momento.

-Su majestad- dijo entrando al salón de juntas sin llamar a la puerta- el príncipe, se muere- dijo sin esperar- no hay sanadores- el rey se colocó de pie y caminó hasta Arelis, su rostro se torno pálido al ver la tristeza en los ojos de la guardiana, comprendía que si Arelis estaba tan preocupada era por que no había remedio.

-¡Encuentren un sanador!- demando- ¡si es preciso saquenlo debajo de la tierra!- el rey corrió hacia la habitación de su hijo, al entrar vio a Judasan junto al príncipe, el guardián se paró pero el rey lo hizo a un lado agachándose a la altura de su hijo- Erick- dijo con dolor- no te puedes morir hijo mío- el príncipe abrió los ojos y miró a su padre, tratando de mantenerse despierto pero sus ojos se volvieron a cerrar. La sensación de estar a puertas de morir era agobiante y sofocante.

Erick luchaba por mantenerse consciente, momentos antes Arelis había dejado ver lo mucho que se preocupaba por él, Judasan también lo había manifestado. Sin palabras con una mirada, ahora su padre también estaba allí, angustiado por su vida. Se prometió que lucharía por su vida, si moría allí, en aquel momento les causaría un gran dolor a las personas que amaba. Trato de volver abrir los ojos pero el cansancio era muy fuerte, el dolor empezó a desaparecer poco a poco. Todo se torno oscuro y supo que se estaba muriendo, un instante antes todo había quedado en completa oscuridad pero de la nada había vuelto a ser consciente del mundo que lo rodeaba. Se aferró con fuerza a lo único único que le hacía saber que estaba vivo, la mano de su padre sobre la suya, el recuerdo de Arelis diciéndoles que iba a estar bien, el recuerdo de Judasan sonriéndole dándole fuerzas. El recuerdo de su madre abrazándolo, susurradole que nunca debe rendirse.

La guardiana y el príncipe pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora