Capitulo 5

63 18 5
                                    

Arelis había logrado sacar al príncipe Erick de los escombros producidos por el incendio, sin embargo no había logrado sacarlo ileso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Arelis había logrado sacar al príncipe Erick de los escombros producidos por el incendio, sin embargo no había logrado sacarlo ileso. Las llamas habían causado grandes heridas en su cuerpo y en el del príncipe, sin embargo el dolor había pasado a un segundo plano al ser consciente de que había fallado en protegerlo.

Preocupada por el estado del príncipe se había dirigido rápidamente con el al salón de cuidados, temía encontrarse con los asaltantes porque si eso sucedía seguramente lograrían matarla.

Tan pronto llegaron al salón Arelis se detuvo al ver gran cantidad de guerreros y guardianes heridos, al cruzar la puerta todas las miradas colleron en ella y en el príncipe, al entender la sorpresa de todos, soltó al príncipe y lo guió hacia una de las camas del fondo.

-Siéntese ahí, alguien se hará cargo de sus heridas

-Espera Arelis - el príncipe la tomó del brazo con cuidado, tratando de no lastimarla- tú también estás herida

-Ya estoy a acostumbrada señor- Arelis retiró la mano con cuidado y se marchó, varios de sus compañeros la miraron disgustados pero prefirió no prestarles atención, después de todo pronto dejaría de estar encargada del príncipe.

Erick vio como Arelis se alejaba de él, a pesar de estar herido sabía que Arelis se había llevado la peor parte, pues por protegerlo había sufrido quemaduras bastantes serias. Intentó ponerse de pie pero unas manos lo obligaron a sentarse tomándolo por los hombros y empujándolo, al mirar se dio cuenta que había sido un guardián, Judasan uno de los hombres pertenecientes a la escolta del rey.

-Debería dejarla en paz, usted le está causando muchos problemas- una joven sanadora se paró frente a él mirando la espalda de Arelis- ella es una guardiana y no sé si lo sepa, pero para ellos el amor no es posible- La sanadora volvió su mirada al príncipe y luego a sus heridas. Erick se recostó en la cama, el dolor en su cuerpo empezó a tornarse más agudo y casi insoportable. La joven sanadora lavo cada una de las heridas del príncipe, el proceso fue doloroso. La sanadora le aplicó un ungüento y suturó algunas heridas profundas; todo su cuerpo temblaba en un acto involuntario de buscar alivio.

-¡Hijo!- Erick escucho la voz de su padre llamándolo, alzó la mirada y vio que el rey se dirigía a paso apresurado hacia el- ¿cómo estás, cómo te sientes?

-Padre- Erick solo podía pensar en Arelis, así que no prestó atención a las palabras del rey- ¿dónde está Arelis?-preguntó con esfuerzo ignorando las palabras de su padre-¿cómo está ella?-el rey lo miró un poco extrañado al principio, pero después al mirar el rostro de la sanadora comprendió algo de lo que no había sido consciente hasta el momento, su hijo estaba enamorado de su guardiana.

-Me asegurare de que este bien- respondió el rey poniéndose de pie un poco sorprendido

-Por favor papá- el rey asintió con un ligero movimiento de cabeza y salió de aquel salón en busca de Arelis. Entró al edificio de los guardianes, no demoró mucho en encontrarla; la joven estaba sentada en una silla, llevaba un impecable uniforme negro que supuso se habría acabado de colocar; todo su cuerpo estaba cubierto por el uniforme sin embargo pudo ver que bajo sus mangas tenía vendas y en su cuello también. Sabía que la joven jamás le diría que se sentía mal así que opto por ordenarle que se dirigiera con él al palacio. Allí la haría ver de un sanador para que cuidara de ella.

La guardiana y el príncipe pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora