El último aliento

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¿Cómo están bellas Candychicas? Espero que en medio de la contingencia aunque están en casita la estén pasando bien en la medida de lo posible.


Antes de continuar con la historia de Tal vez, algún día les iré compartiendo este y otro fic más que estamos publicando en la guerra florida con el grupo de Las divinas místicas de Terry.


Este fic esta siendo redactado a dúo con mi amiga y compañera Danaé López, en el foro rosa ya vamos en el capítulo 7, por si gustan ir a leer ahí.


Esperamos esta historia sea de su agrado.

Prólogo

Dicen que cuando estás muriendo ves tu vida pasar delante de tus ojos, creo que yo lo estoy, siento un dolor agudo en la cabeza, un líquido caliente recorriendo mi frente y el dulce olor a sangre llega a mi nariz, a lo lejos escucho los gritos de auxilio de Archie.

Pasos apresurados se acercan en donde yace mi cuerpo agonizante, una luz blanca e intensa me ciega, ¿Es el sol? no, no se siente caliente, más bien es una sensación de frío que me recorre y eriza la piel, creo que después de todo, no iré al cielo.

Mientras avanzo hacia la luz, a cada paso que doy veo las cosas que he vivido, al primer paso el llanto de un bebé se escucha a lo lejos, ¿Un bebé? ¿Cómo? ¿De dónde? Si yo todavía... una dulce voz diciéndome que todo estará bien, que estoy a salvo, ¿A salvo de que ?, Un momento... me lo dice a ¿Mi?, ¿El bebe soy yo?, No, imposible, yo soy adulta, ¿Señorita Pony? ¡Si! ¡Es ella! El día que me encontraron en la nieve.

Otro paso y estoy con Candy, desde la ventana veo un cielo lleno de estrellas, voces de otros niños y la voz de mi amiga diciéndome algo, pero yo no la escucho, solo miro las estrellas, me siento sola, triste y abandonada preguntándome ¿Qué pasó? ¿Qué salió mal? ¿Porque tuvieron que dejarme aquí?

Sigo avanzando y ya es un lindo día de invierno, estamos afuera haciendo muñecos de nieve, el tonto de Tom destruyó el mío, pero Candy está aquí conmigo, animándome como siempre, ummm, huele a navidad.

-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, cumpleaños Candy y Annie, cumpleaños feliz.

Hoy celebramos nuestro cumpleaños número diez o el día que nos encontraron a Candy y a mí , la señorita Pony nos dijo que Tom sería adoptado y algo en mi interior comenzó a cambiar, desee más que nunca unos padres, la sensación de abandono y soledad se hizo más profunda, aunque tenía el presentimiento de que no sería por mucho tiempo más, era tanta mi tristeza que un día Candy con el afán de animarme me llevo de picnic, sentadas sobre la hierba nos prometimos estar juntas siempre, ahí entre flores silvestres y nuestras risas infantiles me sentía feliz, siendo una mujer adulta cada que miro las flores de algún prado y llega a mi nariz el olor a hierba fresca recuerdo a Candy y el día en que conocí al que sería mi padre.

El señor Brighton era un hombre gentil, pasamos un lindo día en su casa a pesar del susto que nos llevamos tras estar a punto de ahogarnos, más tarde el hombre dejó entrever su interés en adoptar a Candy pues él había perdido a su hija, yo... por primera vez sentí celos y envidia de la que consideraba mi hermana, ¿Porque ella? ¿Por qué no a mí?, Candy, la buena de Candy, la alegre, la intrépida y traviesa niña y yo siempre tímida y miedosa; pero ella como siempre, generosa que es, no dejo que la adoptaran para quedarse conmigo, pero ...ella no quiso y yo tuve la oportunidad, yo si quise que me adoptaran, no puedo negar que me dolió separarme de ella, la quería mucho... yo era muy pequeña... se presentó la oportunidad y la tomé, creo que esa fue la primera vez que ella hizo algo así, sacrificar su felicidad por el bien de otros, la segunda fue cuando dejo ir a Terry, ¡Que estúpida! Dejar ir a un hombre así!

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