Oneshot Mpreg.

KawaBoru I.

- Dí algo, maldita sea.

Rogó, sintiendo su garganta arder al mitigar su llanto. Arrugó el cobertor debajo de su palma al observar al mayor en silencio y sin dirigirle la mirada.

- ¿Qué podría hacer yo por "eso" ?

- Hacerte responsable, claro está-ttebasa -se puso en pie, avanzando lentamente hasta el chico de ojos grises. Trató de tomar su mano pero esta fue esquivada efusivamente- ¿Kawaki...?

- El séptimo me cortará la polla, tsk...

- ¿Y crees que a mi no me pasará nada? -levantó el tono de su voz, cambiando de humor en un instante- Digo, tú no cargas con la evidencia.

- Boruto, no podemos.

- ¿Quieres que aborte? -levantó una ceja tomando el cuello de la camisa del mayor- ¡¿Te parece que tengo un maldito útero dentro de mi?!

- No me pongas una mano encima, mocoso -se zafó del agarre empujando el rubio, aquello le ponía de mal humor- Tsk, un bebé...

Boruto apretó los labios en ira, sollozó entre maldiciones al tener tantas emociones golpearlo.

- ¿Me amas? -le cuestionó con el corazón colgando de un hilo.

- Que pregunta más estúpida -rodó los ojos apoyándose en el umbral de la puerta- Claro que te amo, descerebrado.

- Entonces... ¿porqué...? ¡¿Por qué no quieres al hijo que llevo dentro?! -el mayor se limitó a observarle con indiferencia, no cambiaba su postura por más que el Uzumaki pataleara- ¡Responde, maldito hijo de puta!

- Con un demonio, Boruto. Deja de gritar -agravó su voz con desagrado- ¿Tienes la más mínima idea de lo que nos sucederá si el séptimo se entera que te embaracé?, no creo.

- Asumiré todo, me importa una mierda-ttebasa -respondió con sinceridad, acercándose poco a poco- Lo dejaría todo por ti, pero no me dejes... quiero decir, no nos dejes.

El joven de ojos grises deleitó aquellos orbes azules llenos de inseguridad y miedo, odiaba ver esa expresión en su rubio, más si era por su mera culpa.

En un suspiro cansado, acarició su rostro hasta llegar a su nuca y juntó sus frentes.

- ¿Estás seguro? -el contrario asintió sin dudar- Engordarás.

- Lo sé.

- Y tu padre nos dará una paliza.

- Lo sé.

- ¿Te sigue sin importar?

- Estás conmigo, con eso me basta y sobra-ttebasa -sonrió ampliamente y abrazó al mayor- No tengo idea de como cuidar a un bebé, con Himawari no aprendí nada.

- Ya veo -apoyó su mentón sobre la cabellera rubia- Yo tampoco, tú serás el que cambie pañales.

- ¿Y tú que harás? -levantó una ceja, separándose un poco para observarle.

- Velar por su bienestar, ningún bastardo les hará daño.