HashiMada V.

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Madara estaba listo para enfrentar al Senju, se había mentalizado lo suficiente para no liberar al Susanoo cuando le viera, sin embargo, no esperó al salir de su hogar y verle en la entrada con un semblante deporable. Instintivamente cubrió su vientre con disimulo, manteniendo una postura neutra.

— Hokage, ¿a qué se debe su honorable visita?

— Madara, necesito arreglar las cosas contigo —se explicó titubeante. Sin duda ese chico seguía igual de hermoso— Y allá en el palacio no tendríamos privacidad.

— ¿Privacidad? —levantó una ceja— Nuestros temas a tratar son legítimamente del comité y cómo construiremos la Academia Ninja, no creo que eso sea algo secreto, Hokage.

— Madara, por favor, hablemos —suplicó mirándole a los ojos— No será mucho tiempo, ¿si?

— Como sea.

Le dio la espalda al Senju y miró su vientre con preocupación, eran notables sus ocho meses de embarazo. No faltaba mucho para escapar de la aldea para tener a su hijo donde nadie le conociera, ni loco lo tendría en Konoha, siendo el payaso de toda la aldea y su clan.

Tomó asiento en el futón de la sala que tenía en medio su típico mesón, acomodó sus prendas y observó a Hashirama que ya había tomado asiento frente suyo.

El Hokage vaciló unos instantes antes de poder dirigirse correctamente al Uchiha.

— Las cosas no han salido como planee, haces falta en el palacio. En todo sentido sería una buena manera de decirlo —apoyó sus brazos sobre el mesón, jugando con sus dedos— Desde un principio supe que todo se iría al demonio si te ibas de mi lado y, la verdad, siento que cada día, cada semana, cada mes me voy marchitando. No puedo seguir avanzado sin ti.

Madara le observó estupefacto, no esperó que se encontrara tan deprimido. Se supone que al asumir aquel cargo de Hokage su vida mejoraría.

Vaya ironía.

— Cometí el peor error de mi vida al darle el gusto a mi padre y no ponerte primero porque, demonios —inesperadamente tomó sus manos acercándolas hacia su cuerpo— Eres mi vida entera, nada me importa más que estar a tu lado. Te lo suplico, por favor, vuelve a alegrar mi vida, por favor...

Se levantó hasta ponerse a la par del Uchiha y se inclinó hasta estampar estrondosamente su cabeza contra el piso flotante.

— Hashirama, levántate, diablos... no has cambiado nada —negó con la cabeza con un suspiro, el gran Hashirama Senju iba a dejar su sueño solo por amor.

El azabache levantó su cabeza mirando a Madara con lágrimas chibi, le observó atentamente y se acercó un poco más hacia él.

— ¿Qué dices?, ¿Aceptas?

— Ya que es el momento para sincerarnos, creo que hay algo que debes saber —se giró quedando frente a él— Espero que tu decisión sea la misma, o sino sabré que no eres un hombre de palabra.

— Siempre cumplo lo que digo —el Uchiha levantó una ceja— Bueno, casi todo. Pero hablo en serio, no cambiaré de...

— Estoy embarazado.

— ¿Eh?

Hashirama quedó sin aliento al ver como el pelinegro desabrochó su Haori y enseñó su prominente vientre. Ahí se encontraba su hijo, su heredero. Lo único bueno que pudo hacer en todos esos meses.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y cuando iba a habar, Madara le interrumpió.

— Me enteré el día que tu padre te sugirió casarte con esa mujer, pero como las cosas habían cambiado y tú tomaste tú decisión, solo me hice a un lado —explicó, sintiendo al bebé moverse— En ese momento tenía tres meses, y según la mujer que me atiende todos los meses: estoy a un mes de tenerlo.

— ¡¿UN MES?! —se levantó abruptamente agarrándose la cabeza y dar un par de vueltas— ¡ME VAS A HACER PAPÁ EN UN MES!, ¡BENDITO SEAS, MI AMOR!

Se abalanzó hacia él abrazándole con fuerza, pero sin aplastar el vientre de su amado.

— Vendrás conmigo, nunca más nos ocultaremos —se separó para observar su vientre y acariciarle— Nunca más.

Oneshot Mpreg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora