HashiMada II.

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Le escuchó en silencio, siendo testigo del arrepentimiento y cómo imploró su perdón por ser semejante imbécil. Tampoco se dejó tocar, sentía que cualquier roce le quemaría y vociferaría que estaba esperando la manifestación de la paz del Clan Senju y Uchiha.

Pero le dejaría ir, ya que debía ser el Hokage que todos esperan que sea.

Pero no el hombre que permanecería a su lado.

— Madara, por favor, dime algo —le rogó arrodillado frente a él, completamente destruido. Su firme rostro estaba rojizo, podía visualizarlo gracias a la vela que tenía en el comedor— Si quieres golpearme, no me opondré.

— Es una oferta muy tentadora, pero desistiré de ella —le respondió simple.

— Amor mío, jamás amaré a esa mujer. Solo tú iluminas mi vida.

— Deja de decir toda esa mierda de poesía, das vergüenza —se puso en pie dirigiéndose hacia su jardín, donde sin más remedio fue seguido por el Senju— He de imaginar que toda mi colaboración hacia la aldea será sustituida por tu hermano, él se hará cargo de todo y yo solo seré el líder de mi Clan.

— Madara, te equivocas. Tu puesto seguirá intacto, esto no tiene que ver... —meditó sud palabras, observando la esbelta figura del azabache en un Kimono azul marino— Es decir, esto no afectará tu trabajo.

— Oh, que considerado de tu parte, Hokage —respondió con sarcasmo, dirigiendo su mirada hasta el de ojos avellana— Trabajar en el mismo lugar donde su futura esposa visitará frecuentemente, de verdad no se imagina lo honrado que me siento.

— ¡No tuve otra opción!

— ¡Claro que la tuviste! —bramó encolerizado, tomando el cuello de su camisa con violencia— ¡Le temes a tu querido papi porque te amenaza con quitarte el puesto y dárselo a Tobirama!

— ¡Eso no es...!

— ¡Te casas con una desconocida solo por convivencia, no porque la amas, maldito seas Hashirama!

Cuando le soltó, apretó fuerte sus labios por la náusea que le atacó en aquel momento tan inoportuno. Sacudió su cabeza tratando de mitigar el malestar, apoyándose en la puerta corrediza del Dojo.

— Jamás me acostaré con ella, te pertenezco, Madara —trató de tomar su mano, pero la mirada con el mangekyo sharingan le hizo retroceder— Te amo, espero que algún día me perdones.

— Largate de una vez.

Oneshot Mpreg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora