NaruSasu VI.

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— Sasuke... —pronunció con un nudo en la garganta al momento de entrar a la habitación de luz tenue, se acercó con lentos pasos hasta llegar a la camilla donde se encontraba un cansado Uchiha protegiendo con su único brazo al bulto de sábanas blancas.

— Ven a conocer a tu hijo —le invitó con una sonrisa suave, sus ojos oscuros portaban un brillo que Naruto creyó jamás haber visto. Era cálido, su pecho se llenaba de felicidad al saber que su chico había dejado atrás aquel pasado que le condenaba; de verdad merecía ser feliz.

Tomó asiento al borde de la camilla, acariciando con ternura los lacios cabellos del Uchiha para así depositar un delicado beso sobre sus finos labios. Le sonrió sobre ellos entre lágrimas y juntó sus frentes un momento, disfrutando su cercanía.

— Lo hiciste bien, Sasuke, no sabes lo feliz que estoy —confesó, apartándose un momento para limpiar con el dorso de su chaqueta las acusadoras lágrimas. Siquiera había visto bien el rostro de su hijo y ya sentía que podría morir.

— Todo salió bien, él está completamente saludable —con cuidado apartó sutilmente al infante que dormía cómodamente pegado a su torso, dejando a la vista su revoltoso cabello rubio y las diminutas marquitas en su delicado rostro— Es idéntico a ti, lo amo.

Naruto quedó sin aliento, sus manos se movieron solas hacia su hijo para así poder cargarlo. Era tan liviano como una pluma y tan delicado como la porcelana, apegado a su pecho supo que solo quería protegerlo y librarlo de todo mal. Era casi como un sentimiento desesperado de protección que fue inevitable no volver a llorar, habían sido tiempos difíciles acompañado de la soledad que en su mente no cabía la posibilidad de merecer tanta felicidad en tan poco tiempo, y es que la vida de un ninja estaba llena de dificultades y barreras que resignarse es una buena opción para no perder el optimismo y seguir con vida. Pero, ahora con el amor de su vida caminando a su lado pudo concebir un nuevo amor que le llenó de energía en un segundo.

Su hijo, sonaba tan utópico.

— Siempre has tenido ese don de hacerme el hombre más feliz del mundo, no tienes idea cuanto te he amado todos estos años y... poder ver la representación de nuestro amor es simplemente perfecto-ttebayo —meció con ternura al recién nacido, sin despegar su mirada— Siempre quise tener una familia y tú me la has dado, diablos, todo lo haces bien.

El Uchiha le observó avergonzado, sonrió sutilmente ante su comentario antes de cerrar por breves momentos sus ojos. Había recorrido un extenso camino desde que Naruto había llegado a su vida que ni en sus mejores sueños se habría visto en este idóneo escenario donde la venganza ya no era su mayor meta, Itachi aún después de su muerte le dejó grandes enseñanzas sobre lo que significaba existir. Ahora, se sintió completo al tener a quien amar y cuidar hasta que sus días de marchiten.

— Mereces más de lo que das —abrió sus ojos para observar la conmovida expresión de su chico al observar como el bebé comenzaba a despertar— Boruto es la muestra de mi amor y devoción que siento por ti. Decidí tenerlo porque solo en ti encuentro esa sensación de estar en casa, sería un completo idiota si no aceptara todo lo que tú eres.

— ¿Boruto? —sonrió entre lágrimas, acariciando con suavidad la regordeta mejilla de su hijo y deleitándose con sus intensos ojos azules, podría decir que se asimilaba al zafiro— Bienvenido al mundo, Boruto; yo soy tu papá y prometo estar para ti por siempre.

Traer al Uchiha a punto de dar a luz a una de las tantas guaridas de Orochimaru, no fue lo que Naruto hubiera deseado para traer su hijo al mundo, pensaba algo más sofisticado en la aldea, pero aún faltaba para llegar y ellos habían sido su única opción en un momento crucial como ese. De todas formas, agradecía haber asistido el parto y tratar con la cirugía que le hicieron al azabache.

Ahora, con ambos a su cuidado tenía un claro objetivo en mente; ser el mejor papá y novio que podría existir.

Oneshot Mpreg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora