Oneshot Mpreg.

IzuTobi V.

Tobirama avanzó con miedo entre el profundo bosque hasta llegar un pequeño lago que reflejaba la luz de la luna. Sus manos sudaron al observar al chico de coleta sentado sobre una roca, esperaba que no hubiera llegado hace mucho.

Izuna se giró hacia atrás al escuchar unos pasos el chakra que sentía era inigualable. Tan únicos.

- Sí viniste -le dijo Tobirama con un deje de vergüenza en su voz.

- Así lo quisiste -respondió simple. Agradeciendo mentalmente que el Senju no viera su abultado vientre.

Tobirama observó con atención el rostro fino y delicado del Uchiha, algo en sus ojos le envolvía. No sabía qué era pero ya no resistía estar más lejos de él.

Metió su majo en los bolsillo de su pantalón y tomó asiento a su lado.

- Lo siento -comenzó recordando con dolor cada día en su lejana misión- Lo siento por todo, fui un maldito sin corazón que no sabía nada sobre el... amor.

Izuna bajó su mirada hacia el lago y aprecio la luna reflejada sobre el agua.

- Mi orgullo impidió que te tratara como merecías, incluso me culpé a mi mismo sobre todo y aún así no lograba recapacitar -botó el aire que tenía acumulado con nervios, sentía un pequeño tic en el ojo al ser tan sincero- No mereces toda la mierda que soy.

- Tobirama...

- Es así -le observó, con tono tosco- Cada día me recrimino lo hijo de puta que fui, realmente no sabia todo el daño que te causaba.

- Al principio dolió, pero la vida sigue. ¿No es así?

- No quiero seguir sin ti -admitió, observando la sorprendida expresión del Uchiha- No puedo avanzar si no estás conmigo.

- ¿Qué estás...?

- Me mentí a mi mismo por creer que solo eras alguien más. Y me equivoqué -rió con amargura- Eres lo más importante en mi vida.

- ¿Por qué...? ¿Por qué ahora? -apretó sus puños con impotencia.

- Ya te expliqué, eres... a quién amo.

Los ojos de Izuna se cristalizaron, un cálido sentimiento se instaló en su pecho en lo que sentía a su bebé moverse. Debió ser un sueño todo aquello.

- Me amas... me amas -repitió incrédulo, sus manos temblaban de emoción. Tobirama se le acercó sorpresivamente tomando con delicadeza su rostro, su mirada era decidida- Tobirama...

- No tengo la más mínima idea sobre ser bueno en esto, pero... haré lo mejor.

Izuna perdió el aliento cuando el Senju acortó la distancia entre ambos y juntó sus labios en un dulce beso, respondió con timidez que no iba acorde a él y cerró sus ojos dejándose llevar.

Cuando el aire escaseó, Tobirama observó los preciosos ojos del menor. Este le sonrió entre lágrimas.

- Me amas... -reiteró con la voz rota- Y te amo.

El Senju juntó sus frentes con una sonrisa en medio.

- Lo que me dijiste aquella vez sobre ser pareja, me parece la mejor idea que has tenido.

- ¿Eso crees?

- Claro, ¿por qué no?

Izuna se sintió tan seguro de sí mismo.

- Así como pasaste por muchas cosas al estar separados, yo también estoy pasando por algo importante y con todo lo que me dices... es que ya no puedo contenerme -relató con una sonrisa genuina.

- ¿De qué se trata? -se separó un poco para observarle mejor.

- Creí que me habías dejado solo, pero no es así -bajó su mirada, en sus mejillas se notó un suave carmesí en ellas- Me dejaste con una alegría que al mismo tiempo se convirtió en miedo e incertidumbre, sin embargo... -quitó el cinturón de su kimono con cuidado y enseñó su pequeño vientre. Tobirama jadeó con miedo y emoción, sus ojos picaron e inevitablemente derramó una lágrima- Me hiciste conocer a un amor inigualable y te lo agradeceré por siempre.

- Izuna... -con temor tocó el vientre ajeno y sonrió en emoción- No tienes idea... yo, es decir...

- Lo sé, Tobirama, lo sé.

- Gracias, Izuna.