Jeno se despertó a causa del constante zarandeo de una mano en su hombro derecho. Abrió los ojos poco a poco y se encontró con la silueta de su padre delante suyo. Acababa de llegar de trabajar, por lo que olía a tierra y un tanto a sudor. Jeno imaginó que si su padre había llegado ya debían ser las nueve de la mañana aproximadamente. Agradeció que fuera sábado para poder seguir descansando.
- ¿Has dormido aquí toda la noche? Aunque tengas resaca, deberías ir a tu habitación, vas a pillar un resfriado - le aconsejó.
Jeno se levantó somnoliento y empezó a recordar los acontecimientos de la noche anterior. Jaemin. ¿Dónde estaba?
- ¿Cuando has llegado solo estaba yo en casa? - le preguntó a su padre.
Este había comenzado a llenar un vaso con zumo de naranja. Cuando acabó, lo plantó en la mesita de delante del sofá.
- Bebe - ordenó -. No había nadie más, no. ¿Trajiste a algún amigo o amiga?
- No. Bueno, no me acuerdo demasiado bien - mintió.
Su padre le entregó un pequeño papel con algo escrito en él.
- Esto estaba en la encimera. Creo que has triunfado, campeón - le dijo.
Jeno leyó la nota: "Este es mi número. Mándame un mensaje cuando puedas". Era la primera vez que veía la letra de Jaemin, pero sabía con claridad que esos trazos finos y delgados eran creación del castaño. Sonrió ilusionado y corrió a coger su móvil.
- ¿Y bien? ¿Quién te ha dejado ese misterioso mensaje? - preguntó el padre, curioso.
- La persona de la que te hable el otro día - contestó Jeno.
- ¡Ay! Qué bueno es ser joven. Bébete el zumo antes de que se te olvide. Voy a dormir que estoy reventado.
- Descansa, papa.
El hombre caminó cojeando hasta su habitación. Jeno podía ver que cada día le costaba más llegar hasta ella a causa de su rodilla lesionada que parecía estar empeorando. Le había insistido un millón de veces para que fuera al médico, pero era cabezón como ninguno y se negaba a admitir que tenía un problema.
Jeno añadió el número que había anotado en el papel a su lista de contactos y escribió el nombre de "Jaemin" con un corazón a su derecha. Seguidamente le envió un emoticono de una mano saludando. Se metió dentro de su perfil y vió que de su foto se trataba de una ilustración de un videojuego. El castaño no tardó en contestarle con una cara feliz y un mensaje con la pregunta: "¿Has dormido bien?". Jeno le contestó afirmativamente y le escribió: "¿Llegaste bien a casa?". Jeno vio cómo el mensaje se marcaba como visto pero no recibía ninguna contestación, así que no pudo evitar preocuparse. Segundos después, la pantalla se iluminó dejando ver el número y el nombre de Jaemin. Jeno descolgó el teléfono y se lo llevó a la oreja.
- Estoy sano y salvo, no te preocupes - informó.
- Que susto, pensaba que llamabas porque te había pasado algo.
- No... Solo quería escuchar tu voz - dijo -. Al fin y al cabo, es nuestra primera llamada.Jeno sonrió como un niño que le acaban de regalar un juguete nuevo y se lanzó al sofá, sin poder creer la felicidad que esa voz dulce y un tanto infantil le proporcionaba.
- Quiero que al próximo partido vengas a animarme - le pidió.
- ¿Cómo una de tus animadoras de ese club de fans? Son bastante impresionante, incluso te hicieron una pancarta personal - dijo Jaemin.
- ¿Cómo sabes todas esas cosas?
- Me informé un poco - explicó -. Tenía que analizar a la competencia.
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Solo yo #NOMIN
RomanceJeno tenía una vida tranquila; sin demasiadas preocupaciones ni problemas. Pero esto cambia drásticamente al conocer al compañero de clase de uno de sus mejores amigos. Este tiene un estilo de vida que él no puede llegar a comprender, pero no por es...