Capítulo 9. Quedada

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Jeno se despertó a causa del constante zarandeo de una mano en su hombro derecho. Abrió los ojos poco a poco y se encontró con la silueta de su padre delante suyo. Acababa de llegar de trabajar, por lo que olía a tierra y un tanto a sudor. Jeno imaginó que si su padre había llegado ya debían ser las nueve de la mañana aproximadamente. Agradeció que fuera sábado para poder seguir descansando.

- ¿Has dormido aquí toda la noche? Aunque tengas resaca, deberías ir a tu habitación, vas a pillar un resfriado - le aconsejó.

Jeno se levantó somnoliento y empezó a recordar los acontecimientos de la noche anterior. Jaemin. ¿Dónde estaba?

- ¿Cuando has llegado solo estaba yo en casa? - le preguntó a su padre.

Este había comenzado a llenar un vaso con zumo de naranja. Cuando acabó, lo plantó en la mesita de delante del sofá.

- Bebe - ordenó -. No había nadie más, no. ¿Trajiste a algún amigo o amiga?

- No. Bueno, no me acuerdo demasiado bien - mintió.

Su padre le entregó un pequeño papel con algo escrito en él.

- Esto estaba en la encimera. Creo que has triunfado, campeón - le dijo.

Jeno leyó la nota: "Este es mi número. Mándame un mensaje cuando puedas". Era la primera vez que veía la letra de Jaemin, pero sabía con claridad que esos trazos finos y delgados eran creación del castaño. Sonrió ilusionado y corrió a coger su móvil.

- ¿Y bien? ¿Quién te ha dejado ese misterioso mensaje? - preguntó el padre, curioso.

- La persona de la que te hable el otro día - contestó Jeno.

- ¡Ay! Qué bueno es ser joven. Bébete el zumo antes de que se te olvide. Voy a dormir que estoy reventado.

- Descansa, papa.

El hombre caminó cojeando hasta su habitación. Jeno podía ver que cada día le costaba más llegar hasta ella a causa de su rodilla lesionada que parecía estar empeorando. Le había insistido un millón de veces para que fuera al médico, pero era cabezón como ninguno y se negaba a admitir que tenía un problema.

Jeno añadió el número que había anotado en el papel a su lista de contactos y escribió el nombre de "Jaemin" con un corazón a su derecha. Seguidamente le envió un emoticono de una mano saludando. Se metió dentro de su perfil y vió que de su foto se trataba de una ilustración de un videojuego. El castaño no tardó en contestarle con una cara feliz y un mensaje con la pregunta: "¿Has dormido bien?". Jeno le contestó afirmativamente y le escribió: "¿Llegaste bien a casa?". Jeno vio cómo el mensaje se marcaba como visto pero no recibía ninguna contestación, así que no pudo evitar preocuparse. Segundos después, la pantalla se iluminó dejando ver el número y el nombre de Jaemin. Jeno descolgó el teléfono y se lo llevó a la oreja.

- Estoy sano y salvo, no te preocupes - informó.

- Que susto, pensaba que llamabas porque te había pasado algo.
- No... Solo quería escuchar tu voz - dijo -. Al fin y al cabo, es nuestra primera llamada.

Jeno sonrió como un niño que le acaban de regalar un juguete nuevo y se lanzó al sofá, sin poder creer la felicidad que esa voz dulce y un tanto infantil le proporcionaba.

- Quiero que al próximo partido vengas a animarme - le pidió.

- ¿Cómo una de tus animadoras de ese club de fans? Son bastante impresionante, incluso te hicieron una pancarta personal - dijo Jaemin.

- ¿Cómo sabes todas esas cosas?

- Me informé un poco - explicó -. Tenía que analizar a la competencia.

Solo yo #NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora