Llevaban caminando alrededor de cuarenta minutos, hablando de cosas sin importancia y riendo de chistes sin gracia, cuando Jeno no pudo aguantarlo más. El teléfono de Jaemin había sonado un total de siete veces. Siete veces. Ni siquiera su padre le había llamado tantas veces en un intervalo de tan poco tiempo, a pesar de ser una de las personas más pesadas que conocía. Sin duda, el desconocido de Jaemin le había quitado el título.
- ¿Me vas a decir quién es? - le preguntó Jeno, por tercera vez. - No creo poder seguir disfrutando de nuestra cita con alguien llamándote cada cinco minutos. Podrías bloquear el número.
- No puedo, si lo hago, lo descubrirá y me llamará desde otro dispositivo. No sería la primera vez...
- ¿Quién es? ¿Quién te está molestando?
Jaemin vaciló unos segundos, reflexionando sin tener claro si debía contárselo o no. Ya le había causado muchos problemas a ese chico, ¿Era realmente necesario involucrarlo en más? Aún así, no paraba de insistir y parecía querer meterse él solito en ellos.
- Es un chico que terminó la carrera el año pasado.
- ¿Es uno de tus contactos? - preguntó Jeno, sabiendo que Jaemin iba a entender a que se refería.
El castaño no se avergonzaba de nada de lo que había hecho. Aunque se había dado cuenta de que tal vez no estaba escogiendo el camino idóneo, eso no quería decir que se arrepintiése de ello. Lo hecho, hecho estaba. Y aunque a veces tenía miedo de que Jeno le juzgará, lo conocía lo suficiente para saber que no iba a hacerlo. Porque él no era así.
- Lo era, sí - contestó Jaemin.
- ¿Cuánto hace que te acosa?
- Alrededor de un mes o así. No sé porqué pero ha desarrollado una obsesión escalofriante conmigo.
Se sentaron en las sillas de una cafetería con temática marina que no estaba demasiado lejos de la casa de Jeno. De hecho, su padre la frecuentaba tan a menudo, que los camareros eran familiares con el aspecto del moreno.
- ¿No se lo has dicho a nadie? ¿A tus padres?
- No creo que les importe demasiado ahora mismo. Pensaba que se cansaría después de un par de semanas, pero aún insiste.
- ¿Ha hecho algo más a parte de llamarte?
- Fue a mi antigua residencia unas cuatro veces, pero ahora parece que todavía no ha descubierto donde vivo. Algunas veces me espera después de clases, pero tengo la sensación de que solo quiere tenerme controlado. Imagino que ahora debe de estar volviéndose loco sin saber dónde y con quién estoy, por eso me llama tanto.
Jeno intentó escuchar a Jaemin sin alterarse y empezar a maldecir a ese chico del cual ni siquiera sabía cómo era su cara.
- ¿No tienes miedo? - le preguntó, por fin.
Jaemin le miro sorprendido por sus palabras y se mantuvo en silencio hasta que el camarero de la cafetería les interrumpió. Al acabar la comanda, Jeno volvió a dirigir su atención a Jaemin, todavía esperando una respuesta. Este no sabía qué contestar.
- Ee-eh, n-no creo que tenga miedo, más bien estoy incómodo. Tengo una sensación constante de que me están observando.
- Eso es porque lo esta haciendo - dijo Jeno -. Espera un momento creo que tengo una idea.
El moreno sacó su cartera, lo cual extrañó a Jaemin, ya que todavía no era el momento de pagar por los cafés. Sacó una pequeña tarjeta de dentro y la sujetó entre los dedos. Agarró su móvil y empezó a marcar un número que, para el castaño, era completamente desconocido. No tardó en contestarle una voz femenina.
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Solo yo #NOMIN
RomanceJeno tenía una vida tranquila; sin demasiadas preocupaciones ni problemas. Pero esto cambia drásticamente al conocer al compañero de clase de uno de sus mejores amigos. Este tiene un estilo de vida que él no puede llegar a comprender, pero no por es...