Capítulo 20. Decepción

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Jaemin se despertó gracias al sonido de la puerta principal abriéndose y al tintineo de unas llaves. Estaba completamente atrapado por los brazos de Jeno, que le apretaban con fuerza y no le dejaban salir. Se tomó un momento para disfrutar de la situación. Estaba siendo abrazado con cariño por un chaval que le gustaba muchísimo y que parecía ser mútuo. ¿Era eso el paraíso? Tristemente, no tuvo otra opción que despertarle. Sacudió ligeramente el brazo de Jeno, el cual abrió los ojos poco a poco. Aún medio dormido, abrazó más fuerte al castaño como si se tratara de su peluche favorito.

- ¿Qué pasa? - le preguntó.

Tenía una voz grave mañanera que resonó por dentro de Jaemin y le provocó escalofríos.

- He escuchado unas llaves y la puerta abriéndose - le informó.

Ambos estaban sin camiseta, por lo que el contacto era directo y el castaño sentía perfectamente la suave y pálida piel del deportista contra él.

- No te preocupes, probablemente es mi padre - contestó.

¿Qué no se preocupara? ¿Es que estaba ciego, o qué? Jaemin consiguió alargar su brazo hasta la mesita donde estaba su móvil. Lo encendió para mirar la hora.

- Dentro de una hora tenemos que estar en el instituto, ¿Qué explicación le vas a dar?

Jeno suspiró profundamente y por fin, liberó al castaño. Encendió la luz de su habitación y se reincorporó sentado en la cama. Miró al castaño que esperaba su respuesta con curiosidad.

- Ojalá despertar así cada mañana - dijo, ignorando su pregunta.

Jaemin rodó los ojos, cansado de sus frases de príncipe que hacían que su corazón latiera el triple de rápido, y cogió su camiseta para vestirse. Jeno salió de la habitación y fue al lavabo. Por el camino se encontró a su padre, el cual se veía bastante agotado.

- Buenos días, te he dejado el zumo fuera de la nevera - le dijo -. ¿Hoy tenías examen, no? Buena suerte.

Estaba a punto de contestarle, pero Jaemin salió disparado de la habitación y se chocó con padre e hijo.

- ¡Jeno! Tengo que irme ya, necesito pasar por mi casa para coger... - empezó a decir, pero se dio cuenta de la presencia del padre y cambió el tono por completo -. Buenos días, señor.

El padre le sonrió y alzó una mano en modo de saludo. Jeno aún estaba demasiado dormido para poder gestionar la situación, así que simplemente les presentó.

- Papá, este es Jaemin. Jaemin, mi padre - informó.

El castaño hizo una reverencia y volvió a dirigirse al hijo.

- Nos vemos en la universidad, tengo que ir a casa a recoger los libros de hoy. Ya te he enviado la dirección del polideportivo - explicó antes de marcharse.

Después de que la puerta se cerrara, Jeno fue al lavabo a lavarse los dientes. Su padre se acercó a él silenciosamente. Este miró su reflejo en el espejo.

- ¿Quién era? - preguntó, curioso.

El moreno no quería mentir, de hecho, se le daba fatal. Pero el dar a conocer su relación era cosa de los dos, y si Jaemin aún no estaba preparado para ello, debía respetarlo. Aunque esto supusiera mentir a la persona más cercana a él, quien lo sabía prácticamente todo.

- Un amigo, va a la clase de Haechan. Ayer no pudo volver a su casa y me pidió pasar la noche aquí. ¿Hay algún problema?

- No, claro que no - dijo -. Solo que debe tener una amante muy agresiva, su cuello estaba lleno de marcas.

Solo yo #NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora