La biblioteca estaba tan animada como era usual. Sus mesas cuadradas de madera estaban llenas de estudiantes terminando unos trabajos de final de grado y algunos grupales, como era el caso de Jaemin. Permanecía sentado con un chico de aspecto atractivo a su lado y con un par de jóvenes en frente suyo. Estaban observando un ordenador y valorando alguna cosa que Jeno no podía llegar a escuchar desde donde estaba. Se acercó a ellos ignorando las miradas de los presentes que le juzgaban por llevar esa vestimenta deportiva en un lugar tan inadecuado como era la biblioteca de ciencias sociales. Esquivó las gruesas columnas que sostenían el edificio y llegó a la mesa donde estaba sentado su objetivo. Este le miró con una expresión confusa.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó, extremadamente extrañado.
No esperaba que se presentará delante suyo y menos vestido de esa forma. ¿No debería estar entrenando?
- ¿Quién es este pavo? - dijo el chico que había a su lado mientras le rodeaba con un brazo.
Este gesto cabreó al moreno que golpeó la mesa ligeramente con el puño. Las chicas de delante dieron un sobresalto y miraron a Jaemin, esperando que él terminara con la incómoda situación.
- Tenemos que hablar - exclamó Jeno, un tanto enfadado.
- Estoy haciendo un trabajo - contestó Jaemin, desafiante.
Al ver que el castaño no cedía, se acercó un poco más intimidando al chico que le estaba rodeando con su brazo, el cual se apartó cuidadosamente. Jaemin captó el mensaje y suspiró.
- De acuerdo. Chicos, me voy, luego me explicais lo que habéis hecho y la parte que me toca - les indicó y, luego, se dirigió a Jeno -. Vámonos de aquí. No quiero seguir siendo el espectáculo del día, solo les faltan las palomitas.
Se levantó de la silla, agarró su mochila, se la acomodó en la espalda y seguidamente apresó la muñeca de Jeno y le arrastró hacia la salida sin decir ninguna otra palabra. Le dolía mucho la cabeza y su visión estaba empezando a emborronarse. Sin duda, no estaba hecho para soportar esas situaciones.
Al notar su tambaleo, Jeno le agarró de la cintura para estabilizarlo. Estaba más delgado, podía notar la diferencia de las otras veces que le había tocado. Llevó su mano a su frente y notó como esta ardía. Tenía una fiebre alta.
- ¿Desde cuando estás enfermo? - le preguntó.
- Estoy bien - contestó él con una voz débil -. Solo estoy un poco mareado.
Jeno se agachó y subió a Jaemin encima de su espalda ante las atentas miradas de los estudiantes que no entendían lo que estaba ocurriendo. Jaemin tampoco tenía fuerzas para continuar quejándose, así que se rindió en ese cálida espalda y dejó que Jeno lo transportará por el campus hasta llegar al autobús y, finalmente, a su casa.
Jeno lanzó la mochila de Jaemin al suelo y colocó al castaño con delicadeza en la cama. Volvió a tocarle suavemente y fue a por una toalla fría que colocó en su frente. Ante lesiones y heridas sabía cómo tenía que actuar y que protocolo seguir, pero una fiebre era campo desconocido para él. Recordó lo que su padre hacía cuando él la sufría y le quitó los zapatos a Jaemin.
- ¿Cómo te encuentras? - preguntó.
- Cansado. Tengo sed - indicó.
Jeno fue a por un vaso de agua y se lo entregó. Como era usual no había nadie en casa, ya que su padre seguía trabajando. Jaemin se sentó difícilmente en la cama y empezó a beber mientras miraba a su salvador. Jeno alargó el brazo y le entregó una pastilla que aliviaba el dolor de cabeza. Jaemin la aceptó sin dudarlo y la tragó.
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Solo yo #NOMIN
RomanceJeno tenía una vida tranquila; sin demasiadas preocupaciones ni problemas. Pero esto cambia drásticamente al conocer al compañero de clase de uno de sus mejores amigos. Este tiene un estilo de vida que él no puede llegar a comprender, pero no por es...