Capítulo 14.

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*30 minutos después*

Había tomado una ducha larga, me había puesto a organizar todo lo que traje en el armario, en esto se me había ido mucho tiempo, decidí coger mi celular para poder avisarle a Aaron que había llegado bien y que todo ha estado normal. Inmediatamente lo tuve pude divisar que tenía varios mensajes, el primero que abrí fue el de Aaron.

Aaron: ¿llegaste bien? Me avisas cómo ha estado todo por allá.

Aaron: Supongo que ha sido muy duro para ti, entiendo si no quieres hablar ahora, recuerda que te quiero mucho y que cuentas conmigo por si necesitas algo.

Yo: llegué bien, no te había escrito porque estaba organizando mi ropa.

Aaron: ¿Cómo sigue tu abuela? ¿qué es lo que tiene?

Yo: ella dice estar bien, aunque no tiene buena pinta. Mi abuela padece de un edema pulmonar mi abuelo me dijo que el doctor le dijo que no durará más de un 25 días y acabó de concluir con un mes como mucho.

Aaron: lo siento mucho pequeña, si necesitas que vaya, allá estaré de inmediato.

Yo: gracias Aaron, pero por el momento no hace falta que pierdas clases por mi culpa.

Me salí de su chat y me entré al que tenía con Kelvin.

Rarito: Aaron me dijo todo, sé que es muy importante para ti y quiero que sepas que si necesitas algo, cualquier cosa, puedes contar conmigo.

Yo: Gracias Kel.

Rarito: mi corazón estará contigo en tiempos de perdida.

Cuando Kelvin dijo esto no pude evitar sentirme enojada antes su respuesta ¿cómo se le ocurre decir eso? ¡ella no ha muerto joder! ella no me dejará sola, estará conmigo, lo sé. me pongo a llorar como una cría, mi viejita linda no se va a ir.

....

Ya habían pasado una semana la cuál yo he estado pegada a ella, el señor Evans tampoco la ha dejado, tanto así que trabaja desde la habitación, la observa mientras duerme, come y está conmigo. Mi abuela me ha dicho lo contenta que se siente de que esté con ella, decía que se sentía en paz mientras nos veía.

-Gracias- me dice.

-¿Por qué?- los dos nos encontrábamos en sala, ya que la enfermera estaba bañando a mi abuela.

-Por hacer que hable aún cuando le duele y sobre todas esas cosas te doy las gracias por la más importante, hacerla reír aún cuando sabe que se está quedando sin aire- veo como sus ojos se llenan de lagrimas y no puedo evitar acercarme y depositar un abrazo en él, mis ojos se abren más de lo normal al ver que mi abrazo fue devuelto- perdóname princesa, por no estar contigo cuando lo necesitabas, por no expresarte mi cariño- no me ha dejado de abrazar, siento como mi pelo se está humedeciendo y sé muy bien por qué es- tu abuela nunca se ha equivocado ¿cómo podría odiarte? a ti que saliste de mi único y amado hijo a ver explícame ¿cómo lo haría?-

Estoy tan triste por todo lo que está pasando y por lo que falta, pero me alegra el saber que me ha llamado princesa.

-No le guardo rencor señor Evans, usted ha sido una figura importante en mi vida- siento como se separa de mí -Yo he aprendido de usted, créame. Lo más importante que he llegado a aprender de usted, es que aún cuando se llena la boca diciendo que no me quiere, a veces sus acciones lo contradecían-.

-No me llames más por mi apellido o por mi nombre, siéntete libre de llamarme abuelo, abuelito o cualquier otro apodo que consideres para mí-

-Está bien- arquea una ceja esperando algo y sé muy bien qué es - Abuelo- nos volvimos a abrazar.

-¡Qué lindo ha sido todo eso que se han dicho los dos!- no nos habíamos dado cuenta de que Claudia estaba cerca de nosotros, y mucho menos de que nos estaba grabando- la señora Meribeth se sentirá feliz al ver esto- dice mientras se marchaba.

Nos miramos y empezamos a reírnos, no saben cuánto le agradezco que hayamos hecho las pases entre nosotros, estos momentos no eran para estar en pelea y mucho menos para estar guardando rencor. Subimos luego de unos minutos, estábamos subiendo abrazados, la escalera nos lo permitía debido a que era grande. 

Cuando llegamos a la habitación vimos como la abuela nos miraba, sus ojos esbozaban ternura y nostalgia, me dolerá dejarla ir ¿verdad? mi abuelo y yo la miramos detenidamente, como si estuviésemos grabándonos canda faceta, cada borde de su sonrisa, era una forma más intensa de verla, la admirábamos y al final eso era lo que habíamos hecho desde hace dos semanas, preparándonos por si en cualquier momento ella decidía partir.

-No sabes lo hermosa que te ves, mi querida y amada Meribeth- dice mi abuelo y solo siento como mis lagrimas empiezan a caer, el amor más puro y hermoso lo tienen ellos dos -aún sigo recordando lo que me enamoró de ti ¿sabes que fue Meribeth?-

-¿Qué fue eso que te enamoró?-

-¡Todo!- dice en un grito de alegría- todo lo que hacías, haces y harás me enamoró, me enamora y me enamorará siempre mi reina bella- se acerca y deposita en ella un corto beso, esto es tan dulce y un poco doloroso, verlo así aún cuando sabe que ella se está por ir.

-¡Ay Frederick amor!- dice con la ternura que la caracteriza.

Me acerco hasta donde ellos están, nos unimos en un cálido abrazo, nos separamos porque ella comenzó a toser nuevamente, estoy al borde de explotar en llanto.

-Todo va a estar bien princesa- dice mi abuela mientras pasa su mano por mi pelo, esto fue lo que hizo que estallara en lagrimas- No, no llores, solo piensa que estaré en un mejor lugar y que sobre todas esa cosas, podré estar con tu padre-.

-No quiero que me dejes Viejita linda, no quiero que nos separemos otra vez ¿puedes solo quedarte y no irte?-me niego a perderla incluso cuando sé que es inevitable, me pego a ella  como un bebé, ella se mantiene sobando mi cabello rojo igual que el suyo.

-No te dejaré princesa, estaré contigo siempre y sabes que así será- mi abuelo se acerca un poco más a nosotros- ¿deberíamos de tomarnos una foto?- los dos asentimos.

-¡Claudia trae la cámara!- nos tiramos muchas fotos, tratando de guardar todo en fotos, estampar cada recuerdo, cada momento y cada sentimiento ahí.

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Este ha sido uno de los capítulos que me ha costado más escribir, ya que, soy super sensible y pues en unas cuantas ocasiones comencé a llorar un poquito.


Una hermosa coincidencia ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora