Capítulo 40.

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Ya habían pasado 9 meses de todo aquello, los gemelos y su madre se fueron a vivir a una casa mejor estructurada, vendieron en la que antes residían, y pues, la empresa Sharman cayó, sí, lo hizo, la cuenta y negocio de mi madre cayeron también, al final descubrieron que era dinero lavado, a mi mamita querida no la veré libre en todo este tiempo, la custodia mía se la dieron a mi abuelo y ahora me encuentro viviendo en Londres.

-¿La extrañas mucho?- estábamos en la tumba de mi abuela, la cual se encontraba al lado de la de mi padre.

-Los extraño con todo mi corazón, nunca pensé que yo iba a ser el que tendría que despedirse de ellos, siempre pensé que yo partiría primero, pero la vida es algo que no se puede comprender, por más preguntas, por más acciones, ella siempre termina ganando- suelta un suspiro.

-Espero y dures mucho tiempo conmigo, porque no quisiera tener que quedarme sola tan pronto- nos levantamos y comenzamos a caminar hasta el carro.

Todo había estado marchando bien, Kelvin vino de vacaciones, los gemelos, él y yo disfrutamos mucho yendo a fiestas, saliendo a tragar y bailando, los meses pasaron sin darnos cuenta, todos los días fueron vívidos al máximo, todos y cada uno de ellos. Harry está preso por lo que hizo, su recuperación fue bastante buena, y pues, se encuentra meditando sobre lo que hizo, espero y encuentre su camino.

-¿Conduces tú?- acepté.

Cuando Kelvin vino nos contó todo lo de la escuela, lo que había pasado con Brandon y demás, él es padre de una hermosa niña, se llama Cleo, todo marchaba bien, debo de admitirlo, ya en unos cuántos días ingresaré a la universidad a estudiar criminología, Aaron estudiará negocios, y pues Abel decidió estudiar medicina, los tres tendremos carreras diferentes, pero ha válido la pena estar con ellos, no es que nos vayamos a separar, porque no, no es así, estaremos en la misma universidad, Kelvin decidió venirse a vivir aquí y estudiar lo mismo que Aaron, el padre de él es super autoritario, la carrera que Kelvin quería era la de biología marina, pero su padre no estuvo de acuerdo.

-¿Vas a ir allá otra vez?-.

-Sí, hoy quedé con él y pues tendremos una cita-.

Y así estaba yo, lista para salir con mi príncipe azul, llegué a casa de los Park e hice acto de presencia. Abel me preparó un vaso con jugo en lo que Aaron salía de bañarse, yo gustosamente lo acepté.

-¡Mi niña que grande estás!- Lisa llega y me abraza.

-Mamá la viste ayer de por Dios- Abel le dice en tono de burla, su madre le da una sola mirada, pero esta significaba más de una cosa, y no precisamente buena.

-Voy a tener que hablar con Aaron, esto debería de estar pasándole a él no a ti, ¿en qué momento los papeles cambiaron?-.

-Nosotros también necesitamos atención y espera, no son solo ustedes- Abel le saca la lengua a su madre, y esta le responde con un golpe en la cabeza-¡aahhhh mamá!- se queja.

-La están asustando ustedes dos- él baja como si de una pasarela se tratara, pero hay que admitir que se ve bien.

Ya el invierno había llegado, y pues debíamos de estar cubiertos, salimos de ahí y emprendimos la huida a la plaza, ahí veríamos una película y comeríamos, lo bueno de tener dinero es que no nos preocupamos porque se nos vaya a acabar, y eso era lo que Harry quería explicarme.

-¿Nos tomamos una foto?- sacó su cámara y empezó a fotografiarme, y luego le pidió a alguien que nos tomara unas que otras fotos, quedaban muy bien, la diferencia de tamaño entre él y yo era un poquito nada más (sarcasmo).

-¿Qué más quieres hacer?-.

-Es una sorpresa, ¿me permites las llaves?- se las entregué sin más.

Una hermosa coincidencia ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora