Habíamos estado revisando todo, vimos que habían muchos documentos, algunos trataban de asociaciones y otros solo eran papeleo viejo, aunque más en el fondo habían cartas, pero para quién o quiénes.
-Hay que sacar esto de aquí y llevarlo a donde podamos revisarlo- dicho esto nos despedimos del abuelo y nos fuimos directamente para mi casa, necesitábamos aquella pizarra que se encontraba en el despacho, necesitábamos ver si había algo que nos ayudara a identificar a quién iban dirigidas las cartas.
Llegamos a mi casa y enseguida ya nos encontrábamos en el despacho, no me acordaba del reguero que teníamos, jajajaja, me dio un poco de vergüenza con él.
-Perdón, ayer nos habíamos acostado tarde y no quisimos mover nada con sueño- me mira raro- ¿no te ha pasado que cuando haces algo con mucho sueño se te olvidan los detalles?- a mi me pasaba, y créanme es cómo si hubiese estado haciendo las cosas hipnotizada.
-Bueno no me ha pasado, el sueño y yo siempre hemos estado de la mano, por lo que paraba más durmiendo que haciendo algo en casa-.
-Con razón no sabes cocinar-.
-Uyy perdóname máster cheff- dice burlonamente.
-¿Cómo le hiciste con el cuerpo entonces? Digo porque no se ve como el de una persona que solo duerme-.
-Jajaja de por Dios Jod, las horas que duraba en el instituto eran más que suficientes, siempre teníamos que estar haciendo algo que conllevaba ejercicios, por lo que mi cuerpo comenzó a formarse-.
Me quedé viéndolo embobada por como se veía, me llegó un recuerdo de él tocándome, sin su camisa y sin sus pantalones ¡dios griego! Sus caricias sobre mi cuerpo se sentían tan reales ahora, todo estaba tan candente en mi cabeza que sin darme cuenta dije:
-¡ahh Aa..ron!- en forma de gemido.
Él me miró de una vez confundido, pero también con picardía, aún seguía trancada en mis pensamientos.
-¿Estás bien pequeña?- mis mejillas estaban completamente rojas, y la vergüenza que sentía estaba haciéndome sentir incómoda ¡idiota Jodie!
-S...í, lo estoy- ay padre amado de la gloria, porqué me dejas tener estos pensamientos, bendita menstruación, benditas hormonas- comencemos ¿si?-.
Y dicho esto empezamos, yo en momentos volvía a tener pensamientos que no eran tan adecuados y mucho menos oportunos ¡Dios mío apidate de mi!
-¿Tienes algo que decirme pequeña?- aay ese pequeña sale tan bello de su boca, esa voz que tieneeeeee ¡por favor señorrr!
-No, no quiero decirte nada ¿por qué?-.
-Lo digo porque te la has pasado mirándome- ay bombón cómo quieres que no te mire, ya te he desnudado más de 500 veces y tu aún no te has dado cuenta.
-Ay Aaron estarás loco, pero bueno déjame dejar el tema ahí, sigamos- él me echó una mirada un poco subidita de tono, ay por favor necesito refrescarme- iré por un poco de agua ¿quieres algo de la cocina?-
-Cuando estés allá entonces querré comerme algo que está en la cocina- pero Dios mío ¿cuándo fue que el momento se puso tan caliente? - No sabes lo preciosa que te ves con tus mejillas coloradas-.
Tuve que salir lo más rápido posible, porque el momento no estaba apto para que yo me pusiera más caliente de lo que estaba y menos sabiendo que no iba a poder hacer nada ¡odio a la amiga!
....
Las horas pasaban volando.
-¡Quiero acabar con esto!-
ESTÁS LEYENDO
Una hermosa coincidencia ❤
RomanceUna historia que mostrará desde otro punto de vista lo que puede ser un hermoso amor y al mismo tiempo una vida totalmente caótica. ¿Qué le espera a esto chicos?