Capítulo 22.

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Abel y yo nos encontrábamos en mi recámara, él quería dormir junto a mí, pues decía que me iba a cuidar por si mi padre llegaba a la casa nuevamente.

-¿Podemos ir a casa de los Evans mañana?-.

-Sí, no veo ningún problema en que vayas a ver a tu chica-.

-Abel de por Dios te has vuelto todo un celoso-.

Nos acomodamos bien para poder dormir tranquilamente, me tuve que parar para poder apagar la bombilla que aún se encontraba encendida, odio que cuando encuentro la posición perfecta para dormir tenga que levantarme de la cama.

....

Había amanecido, tenía mi pierna derecha dormida gracias a que Abel tiene un muy mal dormir, su pierna estaba encima de la mía, tenía un brazo en mi cuello ¡MUY MAL DORMIR! Se me había olvidado que por eso era que no dormía con él, a pura lucha me levanté de la cama, tomé mi celular y lo encendí para ver si me había llegado algún mensaje de ellos, pero no, todo estaba vacío.

Yo: Hola Kel, ¿cómo están ustedes por allá?

Esperé un buen tiempo por su respuesta y como no llegaba entré al baño para bañarme y hacer algo de tiempo, cuando salgo de éste veo que Abel ya está encorvado como un bebé en el vientre, voy a tener que hablar con él para que haga algo con ese mal dormir que se carga.

-¡Abel despierta!- dije gritándole en los oídos, él por su parte lanzó un quejido al escucharme- recuerda que dijiste que podíamos ir para la casa de los Evans- lo comienzo a sacudir para que se despertara.

-Sii lo dije, pero no creí que iríamos tan temprano idiota-

-Abel son las 12, no es temprano- se levantó y se fue, supongo que cogió para la cama de mi madre a acostarse nuevamente, no sé porqué hacía eso.

Me terminé de arreglar para poder bajar a comer, mi madre hace ratito vino a buscarnos para comer, pero solo estaba yo ahí.

-Hola madre- me acerco y deposito un beso en ella, gustosamente lo aceptó.

-Me hacía falta todo ese movimiento tuyo y de Abel, ¡dos terremotos fue que Dios me dió!- dijo haciendo énfasis en lo último.

-¡Mahhh, mahhhh!-

-Un becerro es que pareces llamándome así, ¿qué es lo que quieres?-

-¡Quiero dormir más!- dice Abel quejándose.

-¿Te robaron la cama Abel?- le pregunta sarcásticamente.

-¡No, pero tu hijo quiere salir para donde su amada!-

-¡ohh! ¿Amada?- inquiere mi madre mientras me observa.

-Abel no seas payaso, no es mi amada-.

-Aún no-.

-Te voy a dejar una marca que tus nietos van a tener si sigues con eso-.

-Vamos chicos, comamos que yo misma los llevaré-.

Comimos todo lo que pudimos, mi madre cuando acabó subió disque para arreglarse, ya eran las 1:40 y ella no bajaba. Vi el teléfono y noté que había un mensaje, en seguida lo abrí y efectivamente era de él.

Una hermosa coincidencia ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora