Capítulo 28.

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Corría lo más rápido posible para ocultarme de él, llegué hasta un armario y ahí me escondí, Abel había entrado a la habitación y mi padre lo había agarrado, traté de salir para decirle que él no era al que estaba buscando, pero Abel no me dejó,  teníamos la misma ropa porque mi madre sufría de hacerlo, por esto no nos diferenció rápidamente.

Habían pasado 4 horas, y yo sabía dónde se encontraba él, tenía mucho miedo, gritaba duro y le decía a mi madre que lo ayudara, pero ella no podía. Me dirigí hasta la oficina de mi padre.

-¡Por favor sácalo de ahí!- decía mientras lloraba- ¡te lo pido por favor! ¡YO SOY AARON!- él se paró en seco me miró y se dio cuenta de que en verdad, yo era Aaron y no Abel.

-¿Pero que has hecho inútil?- salió disparado para aquel cuarto del que yo estoy más que familiarizado, a mis 8 años empezó la tortura, ahora tenía 15 y pues la fuerza de él contra la mía no se podían comparar.

Llegamos hasta el cuarto, mi padre procedió a quitar las sábanas que solía poner encima del ataúd, luego de que no tuviera ninguna de ella encima, quitó el candado y lo abrió, Abel ya estaba inconsciente, lo tomó en brazos y rápidamente se dirigió hasta su coche, todos nos fue con él, estábamos asustado por lo que había pasado, Abel había durado menos tiempo que yo, pero al comenzar a moverse comenzó a respirar cada vez más fuerte y debido a esto perdió el conocimiento.

-¡Por favor ayúdalo doctor! Es mi hijo- mi padre lloraba, no hay necesidad de decir quién era el favorito, ¿o si?- ¡todo esto es tu culpa, engendro del demonio! ¿Cómo pudiste hacerle eso a tu hermano?-.

Todo el miedo que había creado en mí, más el remordimiento y la culpa hicieron que estallara en llanto, me aferre a mi madre, mientras seguía llorando, es mi culpa.

-Es mi culpa mamá- mi madre lloraba junto conmigo mientras me pasaba la mano por los cabellos.

-No, no lo es Aaron- decía para consolarme- ya vas a ver que Abel saldrá de esta-.

Habíamos esperado por 3 horas, para ver si alguien salía y decía cómo estaba él, si había recuperado el conocimiento y qué tan grave era el asunto. Yo sé lo que es sufrir estando ahí dentro, yo tenía desde los 8 años sufriendo, sintiendo lo que es la desesperación y el miedo.

-¡Familia de Abel Sharman! ¿Hay algún familiar del jovencito Abel Sharman?- dicho esto nos paramos y llegamos hasta donde estaba el doctor, él al verme supo de una vez que nosotros eramos su familiares- el joven recuperó el conocimiento, le dimos un calmante ya que se encontraba super histérico, queríamos hablar con él, pero estaba asustado, ¿pueden decirme qué le pasó al mucho?- nadie habló, mi padre agarró al doctor y le dijo que solo necesitaba que su hijo estuviera bien, el error que se había cometido anteriormente no se iba a cometer de nuevo, él nunca comentó cuál fue el error, pero el doctor solo asintió.

Nos dirigíamos hasta la habitación que le habían asignado, nos sentamos cerca y cuando vimos que Abel tenía las manos con marcas de soga, dije a mis adentro perdóname, todo esto es mi culpa, yo tenía que estar ahí, no tú.

-¿Lo amarraste?- dice mi madre con su voz entristecida.

-¡Eso es lo que siempre hace el animal salvaje que nos diste como padre!- grité aún llorando, le grité,  lo siguiente que sentí fue como me golpeaba.

Se detuvo gracias a que una enfermera entró y al ver la situación dejó caer los medicamentos que traía, mi nariz sangraba como cosa loca, la enfermera se apresuró y empujó a mi padre para poder revisarme, luego de hacerlo me dijo que no estaba rota y que solo iba a tener que ponerme dos cosas en la nariz para parar el sangrado, luego de esto fue hasta dónde estaba Abel para revisarlo también.

-Supongo que esto se lo hizo usted también- sube las manos de Abel y entendíamos a qué se refería- y usted no hizo nada, ¿verdad? Quisiera hacerle una pregunta, ¿qué hace llorando cuando usted pudo evitar esto?- mi madre rompió en llanto al escuchar esto.

-¿A usted le pagan por estar suponiendo o por estar buscando culpable vieja metida?- suelta mi padre con su tono agresivo.

Cuando la enfermera está por salir me dice su nombre.

-Mi nombre es Lisa ternurita, no dudes nunca en venir hasta donde me encuentro ¿sí? Recuerda mi nombre Lisa Johnson- asentí y ella se marchó, ¿cómo iba a olvidar el nombre de esa persona si mi madre lo tenía? ¿Cómo lo iba hacer cuando ella ha sido la única ayudándome?

...

Esa noche había sido eterna para mí, Abel despertó en la madrugada, no quiso que ninguno de mis padres se les acercara, pidió que nos dejaran solos.

-¿Dime qué puedo hacer para ayudarte?- dije mientras lloraba, él en cambio me abrazó y comenzó a llorar en mi hombro.

-¿Por qué no me contabas qué era lo que él te hacía?- seguía llorando- ¿por qué no recurriste a mi? ¿Por que me sonreías  cuando no querías? Todas esas veces que usaste guantes aún cuando estabamos en verano era debido a esto- sube sus manos.

-Por favor no te lastimes pequeño- las lágrimas estaban como que eran las protagonistas del libro.

-Él te hizo eso, ¿verdad?- asiento- ¿qué fue eso tan grande que hiciste como para que él te esté castigando de esa forma?-.

-Y..o, yo-

....

Me había despertado y sentí como mi cara estaba húmeda, estaba llorando aún cuando solo estaba dormido, no sabía que el recuerdo seguiría apareciendo después de mucho.

Cuando bajé a desayunar me encontré con mi madre y mi hermano, que raro que él estaba más primero que yo.

-Adelante, siéntate y come con nosotros, al parecer te ha ganado el sueño-.

-Si supieras que no llegué a dormir tan bien que digamos madre-.

Comí y luego de hacerlo le dije a Abel que me ayudara a buscar algo en el despacho de la casa, ayer cuando estábamos viendo la carta supe de una vez que algunas letras eran muy conocidas, mucho para ser exactos.

Este hombre no se cansaba de hacer cosas malas, de repente caí en las grabaciones, ¿y si era de él que hablaban? Pero no, ¿cómo sería eso cierto si él y mi padre eran amigos? Y volví a pensar ¿por qué se acabó la amistad? ¿Qué había pasado?

Me olvidé de todo aquello y le envié un mensaje a Jodie, teníamos que hablar así que creo que es hora.

Yo: hola pequeña, ¿tienes tiempo hoy?

Jod: Sí, ¿pasó algo malo?

Yo: no, es solo que quiero hablar contigo, te voy a pasar a recoger. Ponte ropa cómoda.

Ya me había arreglado y había preparado todo lo que necesitaba, vamos al game.

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Una hermosa coincidencia ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora