Selección natural

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El otoño trajo consigo vientos helados en el pequeño pueblo, ya habían pasado 10 meses desde que Adrew estaba en el pueblo, pero no todo era para siempre.

-Crei que ya te habías ido- fue todo lo que dijo Eitabel de la manera más seria, no podía quebrarse frente a él. Estaba sentada en la orilla del muelle, Adrew emergió de las aguas y le acarició la piel suave.

-No me podía ir sin despedirme de ti Eitabel-Adrew quería que lo mirara, pero ella estaba reusándose a mirarlo. Cuando por fin lo miro, tenía la mirada cristalina con lágrimas amenazando por salir.

-Hubiera preferido que no te despidieras - con la voz rota-¿Sabes que difícil es esto? Adrew no solo te estas yendo tú, mi corazón se está yendo contigo.

-Desearía quedarme aquí para siempre Eitabel-le tomo el rostro y le limpio las lágrimas - No llores mi Ángel, prometo volver.

Mañana iba a ser su boda con el Conde Winchester. Ambos deseaban que las cosas fueran distintas, pero no podían.

-Te amo Adrew- le confesó Eitabel y el gobernante le tomó el rostro con delicadeza.

-Yo también te amo-con una sonrisa- sabes que desearía ser yo, el que mañana se case contigo- claramente dolido porque mañana la mujer que amaba se desposaba con otro - quisiera llevarte al lugar de donde soy, pero es aún peligroso. Y sería egoísta de mi parte exponerte a tal peligro con tal de que estes conmigo.

-Adrew no me impor-él la callo con un beso.

-Si importa-al separarse-me importa mucho tu seguridad ¿no entiendes que si te pasa algo yo me muero?

Eitabel suspiro y saltó al mar donde estaba Adrew, lo abrazo necesitaba sentir la seguridad que él siempre le proporcionaba.

-No te quiero dejar ir-le confesó y Adrew se quitó el collar del cuarzo azul que tenía en su cuello y se lo colocó.

-Con esto podré saber de ti- la volvió a besar con ganas de no dejarla nunca -No quiero dejarte en la orilla.

-Aún no lo hagas- dijo Eitabel segura-mañana voy a estar casada con alguien a quien no amo, hoy quiero estar con la persona que amo.

-¿Estás segura?-preguntó Adrew acariciandole la mejilla -No quiero forzarte a nada.

-Si Adrew, te amo y quiero estar contigo-él la tomo de la mano y con una sonrisa, Eitabel se sentía como una princesa al sentir como Adrew la alzaba en sus brazos, creando para ellos una esfera de agua que empezó a hundirse en la profundidad de los mares.

Al día siguiente.

Eitabel suspiro, ahora era la Condesa de Winchester, veía a su esposo dormido a lado de ella, había utilizado un estracto naturista para dormirlo. No iba a permitir que el Conde Winchester consumara su matrimonio. Ya que ella solo le pertenecía a un solo hombre, un hombre que ya no estaba en este planeta.

Eitabel acarició el collar que le dio su amado, se recostó mirando a la nada, recordando los sucesos de la noche anterior donde ambos consumaron su amor.

El Conde Winchester se despertó al día siguiente confundido, suspiro al ver a su esposa dormida a su lado, puesto que su último pensamiento antes de caer preso de las gotas para dormir fue estar con su esposa, el Conde pensó que si consumaron su matrimonio.

Mientras tanto en la ciudad submarina de Athikus, había rumores que el rey Adrew había vuelto.

Caravanas de sus fieles súbditos lo seguían cuando lo veían pasar por las calles.

Niños, mujeres y hombres se unieron a la causa, pues el rey Adrew ha sido siempre de su pueblo, vive para ellos. Se preocupa por cada ciudadano. Algo que en la monarquía absolutista de Irish no tenía.

Soldados de la corona que deambulaban se pusieron a su lado.

-Mi Rey ¿Cuál Es su orden? - Los soldados hicieron reverencia ante él, Adrew sacó una espada, la espada que Eitabel le había regalado. Todos los soldados observaron aquella arma extrañados.

-Vamos a quitar a ese falso gobernante- alzando la espada en son de guerra. Los ciudadanos y soldados asintieron y caminaron hasta el palacio real.

Donde se estaba celebrando la unión de Irish con Nahir, Adrew tenía que ayudar a su prima.

-Yo me opongo a esta unión - habló el rey haciendo sonar su voz por todo el salón donde se celebraba la ceremonia, Nahir observó a su primo y sonrió tirando el ramo, Irish miro mal a Adrew- Irish hermano mío - con pesar - Te acuso formalmente, frente a la corte - señalando a la fila de invitados que formaba parte de la corte -por traición a la sangre, la corona y a nuestro pueblo, por aliarte con nuestros enemigos.

-Vaya el rey Adrew decidió aparecer, hermanito te creí muerto ¿Con que descaro vienes a presentarte así a mi boda con Nahir?

-Con el mismo descaro con el que tú te quisiste deshacer de mí, un rey no es nada sin su pueblo -señalando a todo el pueblo a sus espaldas-tú solo quieres ser rey por orgullo, por poder, si te hubieras ganado el cariño del pueblo. Ellos mismos no se hubieran unido a mi en cuanto me vieron llegar.

Irish se carcajeo y empujó a Adrew, comenzando una pelea, el gobernante legítimo de la ciudad sacó la espada y la colocó al filo del cuello de su hermano mayor.

-No hagas esto más complicado - susurro Adrew y en eso sus guardias toman a Irish - llévenlo a las celdas.

Nahir camino rápidamente y lo abrazo - sabia que me ayudarías primo.

-No iba a permitir que la corona, el pueblo y tú primita cayeran en manos de Irish. Al menos no de esa manera, si el por selección natural no pudo aspirar al trono. No veo porque seguir queriendo conseguir algo que no es suyo.

-Te odia -Nahir camino tranquilamente ya hacia el palacio.

-Y yo no, espero que algún día sepa entender que esto va más allá de nuestras decisiones, ya que yo no pedí nacer con este don de mi padre así como él que nació sin él don.

Cuando nos une el aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora