Capítulo 1: "TaeTae, estás contaminando la habitación"

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Cuando la madre de Taehyung le dijo que encontraría su alma gemela y alguien ideal para una relación, nunca añadió que todo ese concepto podría dividirse en más de una persona. Suspiró y se abrazó a su almohada. El concierto había marchado sobre ruedas, pero sus energías andaban más que bajas: en una situación así, sabía que alejarse de Yoongi era sobrevivir.

Se mordió el labio y hundió su rostro un poco más en la almohada. Estaba sumergido en la relación más gratificante que podía imaginar, y sin embargo, todo podía llegar a ser complicado.

—TaeTae, tu melancolía está contaminando la habitación —murmuró Jimin contra su oído, haciéndole cosquillas.

Taehyung movió la mano para apartarlo como si se tratara de un mosquito que lo importunaba, pero la almohada que abrazaba de pronto fue sacada de entre sus brazos. Su boca formó un puchero y soltó un sonido lastimero cuando Jimin olisqueó su cuello.

—Ve a ducharte ahora mismo, Kim Taehyung.

—Pero mi aflicción...

—Tu aflicción seguirá por más que te deshagas del olor a sudor. Andando, yo también debo asearme.

Todavía con un puchero que no causaba el efecto deseado, se dejó arrastrar al baño, y su tan nombrada "aflicción" cedió mientras las manos pequeñas de Jimin lo enjabonaban y el agua caliente golpeaba su espalda. Ninguno se sobresaltó cuando Yoongi hizo acto de aparición y chasqueó la lengua al verlos con champú en la cabeza y aún lejos de finalizar.

—Jin y Namjoon están monopolizando el otro baño —explicó con el ceño fruncido y bostezó—. Me muero de sueño, necesito bañarme y ustedes invaden.

—Venga, venga —dijo Jimin en tono conciliador, corriendo la puerta de vidrio. Sonrió cuando Yoongi, ceño fruncido y todo, no puso reparos en desnudarse y unirse a ellos.

Así como segundos antes había estado pasando la barra de jabón por su espalda, Jimin hizo lo mismo con Yoongi y Taehyung no supo qué hacer consigo mismo.

—¿Soy yo o Tae tiene un humor pésimo? —comentó Yoongi luego de bostezar y ser colocado bajo el agua tibia.

Jimin asintió mientras Taehyung arqueaba su ceja.

—No es mal humor —contradijo con una clara expresión de fastidio—. ¿Ves por qué no eres mi persona de confianza, hyung? Luego no entiendes mis estados.

—Eso es estúpido. Si quieres que entienda tus estados de ánimo, deberías de contarme todo. No soy adivino.

—Yo creo que lo que ustedes dos necesitan es dedicarse unos momentos a solas, y así quitarse esa idiotez de "adivina" y "no me dijiste". Ya saben, sexo de calidad —intervino Jimin, sin poder borrar una risita burlona de su rostro.

—Sexo por aquí, sexo por allá. Parece que no se habla de otra cosa desde que llegamos del concierto —fue la voz de Hoseok que irrumpió en el ambiente. Los tres pudieron divisarlo lavándose los dientes al otro lado de la puerta de vidrio—. Y no, Jimin-ah. Estos dos tuvieron su buen rato ayer, así que no es que les haga falta. Sospecho que más bien están sobre-dosificados de sí mismos.

—¿En resumen...? —quiso saber Yoongi, moviendo la mano en el aire y enjugándose el cabello con rapidez. Salió de la ducha y agarró la toalla que solícitamente le fue entregada por Hoseok.

—En resumen, Tae necesita dejar la tontería —manifestó Jimin, cerrando la regadera.

Taehyung se cruzó de brazos y el puchero amenazó con reaparecer en sus facciones, pero Hoseok le lanzó unas gotas de agua fría, provocando que se sobresaltara.

—¡Hobi-hyung! —exclamó y su queja fue interrumpida cuando Jimin le tocó las costillas, su zona más propensa a las cosquillas.

El que lo rescató a los pocos segundos fue Yoongi, quien se lamentó entre dientes de los ruidosos que eran. Lo rodeó con una bata y le dio un beso en la comisura de la boca antes de desaparecer por el corredor.

—Si en serio tienes un problema tienes que hablarlo —dijo Hoseok—. Esa es la regla de oro para que funcione, lo sabes bien, Tae.

Sintiéndose avergonzado por sobreactuar, Taehyung sonrió y les retó a una carrera hacia la habitación que compartían. Jimin y Hoseok no le siguieron el juego, aunque tampoco tuvieron reparos en unírsele en la cama del segundo, donde los esperaba desnudo y con los brazos abiertos. Su señal era muy evidente: "denme amor".

Reacción de combinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora