Capítulo 30: Malas elecciones

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Durante el viaje pensó que era extraño que su conductor hubiera sido cambiado antes de salir, al parecer Dimitrio se había enfermado del estómago y no podía llevarla a su destino, como no habían más conductores presentes en la mansión llamaron al muchacho que trabajaba con los caballos. Cosa rara.

Taalia miraba por la ventana, trataba de distraerse e imaginó que la mejor manera de hacerlo sería haciendo presencia en la dichosa fiesta de té; pero esa mañana se había levantado con el corazón pesado, estuvo pensando en quedarse en la casa y fue convencida por Elizabeth de ir, después de todo, ya estaba al tanto de toda la situación entre Lucas y Taalia, por lo que convenció a su señora de que despejar la mente iba a ser bueno.

Por otro lado, Elizabeth ya no creía que ir a la fiesta de té fuera una buena idea. No le pareció nada bien cuando Jack se hizó cargo de las riendas. Podían decir que no es bueno juzgar a alguien antes de conocerlo, pero ese chico no le parecía nada bueno, podía ver con claridad que él había levantado una máscara para cubrir algo más. Se dió cuenta que a veces preguntaba "casualmente" por los duques a los sirvientes y bueno, los demás no prestaban mucha atención a esto, es normal tener todo tipo de conversación respecto a sus señores, así que respondían.
No solo eso, también le pareció muy rara la nueva cocinera, Janice; siempre parecía nerviosa por algo, siempre estaba alerta a todo. En definitiva algo estaba sucediendo, el problema es que no tenía pruebas para presentar a Taalia por lo que esperaría el momento correcto.

— ¿Que está sucediendo? — la pregunta de Taalia sacó a Elizabeth de sus pensamientos, que de inmediato se asomó por la ventana y pudó notar que algo muy malo estaba pasando.

El carruaje se había detenido en pleno camino.

Rodeando cada extremo un grupo de hombres muy bien armados y sospechosos en todo el sentido de la palabra se acercaban a pasos agigantados, algunos miraban con burla y otros con lástima fingida a las mujeres que se observaban asustadas entre si.

— ¿Que está pasando? ¿Jack?

Ni bien su señora lo nombre se dió cuenta de que sucedía, ahora todo cobraba un sentido. Desde el inicio no le gustó la mirada de ese hombre sobre Taalia y ahora podía entender porque. Siempre la observaba, cuando arreglaba el jardín, cuando bebía té, cuando paseaba e incluso cuando jugaba con el perro; no quería ni imaginar si es que había llegado a observarla en su habitación, solo pensar en eso causó escalofríos en el cuerpo de Elizabeth.

— Taalia, quédate atrás de mi — dijó para darle un poco de confianza, aunque claro, en esa situación no hay muchas cosas que ayuden a estar calmado — Te protegeré — aseguró mientras empuñaba una navaja que guardaba en los bolsillos de su falda, no perdió la seguridad en ningún momento.

Taalia por otro lado trato de mantenerse tranquila aunque ya había descifrado todo por la actitud de Elizabeth. No pudo evitar que la impotencia se apoderará de su cuerpo, no tenía nada para defenderse y era incluso peor porque no estaban lejos de la mansión, apenas habían recorrido un tramo del camino. E incluso con la poca distancia ellas estaban siendo atacadas.

Elizabeth ocultó el arma en su mano, atacaría a todos los que pudiera por lo menos para ganar tiempo para Taalia, quien podría escapar y que regresar a la mansión; a Elizabeth no le importaba si algo le sucedía, pero Taalia es la persona que más le importa, no dejaría que nadie le pusiera un solo dedo encima.

La puerta se abrió, la brutalidad con la que se asomaron varios hombres las desconcertaron y en menos de un segundo ambas mujeres fueron sacadas al aire libre y separadas en un instante; los gritos de la duquesa no se hicieron esperar, el hombre que la sostenía se deleitó con su desesperación, sin embargo ella guardaba una pequeña esperanza de que su voz fuera escuchada o qué alguien pasará por allí y detuviera esto.

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