Capítulo 16: Es un trato

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Solo una, la calidez en la misma y todas sus emociones reprimidas se encontraban en una sola lágrima.

Cayó sobre la mejilla de Taalia y comenzó a rodar como si le hubiera pertenecido a ella y no a él. Solo el silencio era testigo de aquel acercamiento entre ambos.

La joven rodeo el cuello de Lucas con el poco movimiento que tenía, brindándole un abrazo que lo dejó atónito, y que aunque no supo cómo reaccionar en un principio, a los pocos segundos se dejó llevar por ese sentimiento que lo conmovía en lo más profundo de su ser.

Descanso la cabeza en el pecho de Taalia, cada latido que escuchaba de ella le mandaba una sensación de tranquilidad, incluso a las partes más recónditas de su cuerpo.

— El dolor no es malo — comento — Nos ayuda a continuar y a hacernos más fuertes... a ver nuestras fallas y a hacernos avanzar.

Se quedó allí, tan quieto, como un niño, Taalia ofrecía un abrigo que nadie le había brindado en muchos años. Se dejó caer completamente sobre ella, rendido. Aunque sólo fuera por un momento, necesitaba estar así; quería sentirse protegido, no era alguien a quien le gustara mostrar esta clase de sentimientos, sin embargo, en ese momento era necesario.

Comenzaba a gustarle el olor impregnado en la piel de Taalia, suave y persistente, tal y como era ella, ese aroma era por completo como ella.

Para cuando abrio los párpados, se dió cuenta de que el tiempo había transcurrido, ambos se habían quedado dormidos en algún momento. La muchacha seguía debajo de él y respiraba suavemente, aún lo rodeaba con los brazos, quería apoyarlo, no supo de dónde le había salido esa clase de sentimiento, pero no quiso dejarlo solo, incluso aunque el sueño ganó la batalla deseaba darle un apoyo incondicional, aún si no obtenía una respuesta de porque.

Se movió despacio para no despertarla, lo mejor era irse, no fue del todo efectivo, ya que Taalia despertó al sentirse liberada del peso de Lucas. Sus ojos se conectaron y ninguno se atrevió a apartar la mirada, a si mismo las palabras no eran protagonistas de este escenario, pues ambos habían quedado mudos.

Basto un segundo para que ese hecho cambiará.

Un impulso lo incitó a abalanzarse sobre ella. Sus sentidos se perdían y aunque al principio lucho para detenerlo, de apoco se dejó llevar por esa dulce timidez, era la primera vez que sentía algo parecido; la suavidad en los labios de Lucas despertaban nuevas emociones en su interior y no supo identificar porque el corazón le latía con tanta rapidez, o porque un deseo creciente de permanecer tan juntos había aparecido.
El beso era lento, apasionado, que la guiaba por el pasaje de la locura, se movían como si fuese un baile lento y atractivo. Ambos se deleitaban con el calor que se transmitían el uno al otro.
El rubio atrapo de forma delicada el labio inferior de la joven, sorbia, mordisqueaba y disfrutaba de poder hacerlo, quería concentrarse en la deliciosa sensación que había en esa boca, y de forma traviesa la lengua de Lucas no quisó quedarse atrás, se coló en la cavidad bucal de Taalia que sorprendida por esa intervención; giró su rostro rompiendo la unión que comenzaba a intensificarse.

Ahora podía notar que una de las manos del rubio se había aferrado a su cintura con vehemencia, como si la cercanía que habían tenido no hubiese sido suficiente. Estaba avergonzada, no comprendía que había pasado por su mente. ¡Y es que todavía, lo tenía sobre ella!

La respiración agitada del oji-azul se deslizaba por la piel de la joven haciéndole cosquillas. Si se separaba ahora, toda esa locura se quedaría atrás, y buscaba hacer eso, solo que teniendo ese tierno cuello tan al descubierto, hacía que las ideas de dejar besos húmedos en el, crecieran a ritmos alarmantes. Y sus manos, el hormigueo en ellas solo significaba que deseaban tener más. Quería que su tacto se deshiciera de esa ropa solo para acariciarla a fondo. De reojo logró verla bien, las mejillas rojas y los ojos avergonzados por haberse. Suspiró en su interior, ella no estaba lista para algo así.

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