Capítulo 43: No te vayas

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Respiraba de forma agitada, ella esperaba un impacto que en realidad jamás llegó; al abrir los ojos encontró a Darla arrodillada, sujetaba su mano con fuerza, había una gran herida justo en el centro de su palma y la sangre no paraba de salir, soltaba gritos casi desgarradores.

Taalia no parecía comprender que sucedía, hasta que dirigio sus ojos un poco más atrás, justo donde se encontraba Lucas, al lado de su esposo había uno de los hombres que había llevado con él, sujetaba un rifle con firmeza y observaba todo con serenidad. El hombre había tomado la decisión de dispararle a Darla parar salvar la vida de la duquesa, aunque tampoco quería acabar con la vida de la mujer que se hallaba en el suelo, ella debía pagar por sus crímenes de forma apropiada.

Lucas también mostraba una expresión confundida, apenas y procesaba lo que había sucedido, pero al notar que Taalia estaba a salvo, olvidó todo lo que agobiaba su alma, en ese instante solo pudo soltar un suspiro, como si el aire que había salido de su boca se hubiera llevado toda la frustración y miedo que estuvo sintiendo segundos antes.

Una sonrisa más que maravillosa se formó en los labios de Lucas, no tardó en acercarse a Taalia y ella al notar las acciones de su esposo, solo se congeló.

El rubio abrazó con fuerza a la pequeña mujer, no le importaba nada más, solo saber que ella estaba a salvo, eso era suficiente. No quería nada más.

— Lucas — murmuró Taalia con algo de nerviosismo, quería llorar, ella realmente quería llorar y no estaba segura de si felicidad, aún estaba asustada y no podía identificar sus sentimientos.

— No vuelvas a mirarme así — el rubio apenas se separó de ella y conectó sus ojos con los de Taalia — No vuelvas a mirarme como si fuera la última vez.

— Luc... — su dulce voz se cortó, y sin más, las lágrimas volvieron a caer, porque lo entendía, sabía bien a que se refería su esposo. Ella se había rendido en algún momento y solo esperaba el final de todo — Perdoname.

El oji-azul no dijó nada, acarició el rostro de la tierna mujer y plantó un beso en su frente, con dulzura, y transmitiendo con esa simple acción todos sus sentimientos.

Darla observaba la escena entre ambos, de algún modo, una parte de ella, estaba bien con haber sido detenida, no quería hacerlo. Aquellos recuerdos que habían vuelto solo trajeron una verdad... no quería lastimar a Taalia. Pero aunque esto es lo que en realidad deseaba, ese mal que había estado consumiendo su interior no quería rendirse. Notó a aquellos caballeros que se acercaban listos para encadenarla, y eso solo la hizo pensar en lo único que le quedaba, su libertad. Ellos iban a tomar su libertad y la harían pagar por todo el daño que causó.

No era justo. Ella también había pasado por mucho, también le hicieron mucho daño, y nadie hizo que aquellos que tanto la lastimaron, pagaran por sus pecados. Muchos de esos monstruos seguían libres, podían seguir dañando a quien quisieran, y a nadie le importaría.

¿Entonces por qué ella tenía que pagar por el daño que otros le causaron?

¿Por qué ella tenía que pagar... cuando fue con su mente con la que jugaron? Le quitaron sus recuerdos, la obligaron a olvidar su identidad y todo lo que perdió.

¿Por qué su vida no valía tanto como la de Taalia?

No, no dejaría que ellos cometieran esa injusticia. Si ella debía desaparecer, no sería en la prisión, si su vida debía desaparecer, al menos sería a su modo y no se iría sola.

Tomó unas bocanadas de aire, y con toda la determinación que su alma tenía, corrió hacia Lucas y Taalia.

Ninguno de los dos pudó reaccionar.

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