Capítulo 8: Un aviso terrible

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Era una mañana algo fría en Valle Cristal, nubes negras se habían apoderado del cielo que por lo general, a esas horas era de un azul radiante con un deslumbrante sol brillando. Un viento helado se paseaba por las casas y la neblina tomo las calles de esa gran ciudad, de la misma forma un tono gris se pegaba a las fachadas de las construcciones y edificios.

Un extraño pensamiento recorría la mente de Taalia sin para, lo que había sucedido el día anterior no dejaba de pasar por su cabeza.

Los golpes en la puerta captaron su atención, se acomodó en su cama y dió su consentimiento para que pasará la persona que había interrumpido su descanso, pronto se adentro su doncella Elizabeth con una bandeja con el desayuno y algunas medicinas, y siguiendo sus pasos su hermana mayor, que al enterarse de lo sucedido no tardó en ir con sus padres para visitar a su hermana y descubrir cuál era su estado actual.

— Erika — le llamó Taalia sonriendo feliz por la presencia de su hermana. Trato de moverse pero su estropeado y adolorido cuerpo no lo permitió, un quejido salió de sus labios por lo que su hermana se acercó pronto hacia la menor de los Ansset.

Elizabeth colocó los medicamentos y vendajes  limpios sobre la mesita de noche, así pronto inicio a cambiar los vendajes que ya no servían, aunque esto a Taalia le parecía excesivo, porque más de unos rasguños y golpes leves no tenia.

Al terminar la pronta intervención de su doncella, no tardó en entrelazar sus manos con las de su hermana mayor, quien pareció calmarse un poco al verla tan llena de energía como siempre.

— ¿Qué fue lo que te sucedió? — Erika no se permitió alejarse de su hermanita, aún estaba preocupada por su estado, además de desconocer las circunstancias que la habían llevado a eso.

No esperaba esa pregunta, estaba segura de que su madre le había informado todo — ¿Madre no te ha dicho nada? — la negación de su hermana fue dada por lo que pronto empezó su relato — Lo que sucedió es que ayer por la mañana salimos con Eli a comprar un collar como regalo para Alicia Guerra prometida del Vizconde de Zabero... — su hermana asintió sin decir nada — ...Empezamos a recorrer las tiendas del centro buscando algo hermoso y ninguna lo contenía, decidí ir a Joyerías Luzbel-

— ¡¿Acaso estás loca Taalia Ansset?! — interrumpió Erika molesta — Sabes que esa joyería está en la calle maldita de Valle Cristal.

La hermana mayor había gritado exactamente lo mismo que su madre, sin dudas ellas dos se parecían.

— Lo sé... — habló la joven sin exaltarse, Erika suspiró resignandose al hecho de que la menor no era tan supersticiosa con respecto a la denominada calle del diablo, por donde solo los "valientes" se atreven a pasar, por lo general no muchas mujeres van allí, solo las designadas floreros o las damas más criticadas por la sociedad. —  ...Pero, ya había escuchado en varias ocasiones que en ese lugar se vendían las joyas más hermosas, ya cuando estaba cerca del lugar la gente se empezó a alborotar y los gritos se escuchaban por doquier, una carreta descontrolada con sus caballos atados a ella apareció, nos íbamos a retirar cuando... — se silencio, lo que le iba a decir a Erika no le iba a gustar, de hecho estaba segura de que le iba a gritar que como era posible que arriesgase su vida de esa manera.

— ...Ví a un perro cruzando la calle y solo reaccione por instinto... Corrí y salte hacia el animal y lo empuje...

Explicar con rapidez no sirvió de nada, fue capaz de ver como el rostro de su hermana cambiaba de colores entre rojo y amarillo, parecía apunto de explotar. Pero en cambio, luego de unos segundos, la mayor habló con total calma.

— Ay Taalia, ¿sabes que esa sola acción pudo costarte la vida? — la joven miró a su hermana apenada. Erika miró a la muchacha que era tan solo unos años más joven que ella, era seguro que su madre la había castigado y lo más posible es que incluso su padre estuviera muy molesto por el proceder de la menor..

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