Aprender a controlarse

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Era difícil de asimilar aquellos extraños sentimientos del joven hacia ella. Odiaba amarla. Odiaba ser tan débil ante una persona. Antes era tan sencillo no sentir absolutamente nada, pero ahora, las cosas eran distintas.

Ya era de día y la lluvia había cesado. Él joven se encontraba en la sala con la mirada perdida en el bosque. Ahogándose en sus pensamientos. Su mirada era seria y un tanto vacía. No podía sacar de su mente su cruel infancia. Recordaba cuando estaba encerrado en aquella pequeña y fría casa. Alejado del exterior. Sus padres temían la desaprovacion de los demás por tenerlo como hijo. No era bien visto tener hijos con discapacidades o problemas mentales en aquellos tiempo. Era un completo tabú. 

Era difícil para el joven asimilar la crueldad de su familia. Pero era la realidad. La triste realidad. Tener aquel pasado, afectó negativamente su enfermedad, su pasado e incluso presente. Aveces su vida se tornaba una pesadilla, en donde lo mas importante era sobrevivir de los conflictos internos.

Mirando por la gran ventana, podía escuchar las voces de sus padres. Hablaban de él avergonzados y decepcionados. Cada palabra lo destruía. Podía ver a su madre enojada desde el otro lado de la ventana, esta la miraba decepcionada; Como si fuese un error, o incluso una maldición. Ella no decía nada, pero sus ojos transmitían distintos sentimientos negativos. Cada vez era mas difícil superarlos. Aquel pasado perdurará en su mente.

- Buen día -dijo Angie bajando por las escaleras hasta llegar a la cocina. 

Él joven no respondió, su mirada aun estaba en su madre, que permanecía ahí. La joven al no escuchar respuesta alguna, entra a la sala y con confusión toca el hombro del chico que seguía hipnotizado en el exterior de la casa.

- ¿Kevin? 

Él reaccionó, la miró con confusión y con un poco de enfado, típico de él.

- ¿Que estabas mirando tan concentrado? -preguntó ella volviendo a la cocina.

- Nada -dijo y se dio la vuelta para ver a su madre, pero ya no se encontraba allí -¿la viste?

- ¿Ver a quien?

- A nadie -dijo por lo bajo con cierta confusión.

- Bien... -respondió con confusión- iré a bañarme, luego volvemos a nuestras casas ¿si?

- Si.

Odiaba lo que sentía hacia ella, lo que mas quería en aquellos momentos era deshacerse de aquel sentimiento. Pero no sabia como. 

Dirigió su vista hasta la cocina y vió un encendedor en la mesada. Aquel pequeño artefacto provocó oscuros pensamientos e ideas dentro de su cabeza. Tal vez esa era la solución. 

Él la amaba, era incapaz de hacerle daño a la joven. Si algo le pasaba, él se mataría. Pero su mente no decía lo mismo, en espacial las voces denigrantes en su cabeza, quienes exigían en matarla. Guiado por sus pensamientos, buscó en cada cajón botellas de alcohol etílico hasta encontrarlas en un mueble del pequeño pasillo. Desesperadamente, y sin medir sus acciones, arrojó el contenido de las botella por la sala, los pasillos y la cocina. Sin tener el control, agarró una servilleta de cocina; salió al exterior y procedió a prenderla.

Cuando la llama comenzó a arder y consumir la servilleta, la arrojó al interior de la casa. La llama comenzó a extenderse y a devorar todo lo que tenia cerca. La madera y el alcohol etílico facilitaban su expansión. Desde afuera, podía ver como los muebles eran consumidos por el fuego. Todo se destruía. Rápidamente escuchó un ruido, aquella cama que colgaba del techo había caído al suelo. Él joven podía ver como la cama era consumida y destruida por el fuego. Los recuerdos llegaban a su mente. Recordaba aquel beso, la mirada de la joven, y la desesperación que tuvo él al verla ahogándose en las aguas del lago. 

Su mente le exigía la muerte de la joven, pero su corazón le pedía a gritos que vaya a rescatarla. Aquel corazón que algún día creyó no tener.

<<no lo hagas, dejala morir. Ella quiere debilitarte. Quiere hacerte daño. Quiere usarte y hacerte creer que te ama, para luego, romperte el corazón. ¿Acaso crees que podría amarte? dejala arder entre las llamas, que se pudra en su propia mierda. Ella quería suicidarse. Le hiciste un gran favor. Ahora, entra. Entra y pudrite junto a ella. Nadie se daría cuenta. Estas solo>> le decían varias voces su mente, provocando la desesperación del chico.

Ya no sabia que hacer, no sabia enfrentar aquellas voces. Pero debía hacerlo.

Saliendo de la ducha, la joven sintió un fuerte olor a quemado. Rápidamente se vistió con su ropa y salió del baño aun confundida con aquel extraño aroma. Al abrir la puerta, el olor a quemado aumentó bruscamente. miró el pasillo desde la puerta del baño y logró visualizar el fuego en la escalera, suelo y en el techo del mismo. El humo negro asfixiaba a la joven, con desesperación y cuidado, se dirigió a una de las habitaciones, su plan era saltar por la ventana, pero esta no lograba abrirse. Estaba trabada. Cada movimiento era mas costoso, el humo la debilitaba hasta lograr su desmayó.



[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] KevangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora