La cabaña

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Estaba anocheciendo y la lluvia aún no cesaba, estaban demasiado lejos de sus hogares para volver. Ellos se encontraban en el medio del bosque mojados y sin dinero para un taxi que lo podría llevar a sus casas.  Ademas, no tenían ningún teléfono celular para llamar a alguien y que los recoja. Aunque si lo tuvieran y llamasen a alguien, nadie vendría.

- ¿Que mierda hacemos ahora? -preguntó Angie percatándose que estaban en el medio de un bosque, mojados y con frió.

- Hay una cabaña cerca -dijo Kevin comenzando a caminar hacia una dirección.

Angie lo miró confundida y a paso rápido se acercó al chico.

- ¿Una cabaña? ¿hay cabañas acá?

- Nicolas tiene una.

- ¿El pelirrojo chetito con el que te peleaste el otro día?

- Sí -respondió con los ojos en blanco- su familia tiene plata y le cumplen todos sus caprichos.

- Entonces, ¿vamos a entrar sin permiso?

- No. Vamos a llamarlo con el teléfono que no tenemos y le vamos a pedir si nos podemos quedar en su propiedad- dijo con ironía.

Angie puso los ojos en blanco al escucharlo y continuaron caminando hasta llegar a una cabaña ubicada en el bosque a pocos metros de la cascada.

La cabaña era muy bonita a simple vista. Tenían grandes paredes cubiertas por fuera de madera de roble y por dentro cerámica. Esta poseía grandes ventanas que dejaban ver el interior con estilo retro de aquellas épocas. 

- ¿No hay cámaras o sensores anti-robo? -preguntó Angie observando la cabaña.

- No, son muy tontos y confiados -respondió Kevin burlón.

Angie y Kevin fueron hasta la parte trasera de la propiedad y se acercaron hasta una ventana.

- Ni se te ocurra -dijo al percatarse de las intenciones de Kevin.

Este no lo dio importancia y tomó una roca que se encontraba cerca. Estuvo a punto de lanzarla contra la ventana pero ella lo detuvo.

- Se va a romper la ventana.

- Te juro que no me di cuenta -dijo irónico.

- Me refiero a que... si se rompe la ventana van a meter una denuncia y vamos a terminar presos...

- Hagamos lo que hagamos vamos a terminar presos.

- ¿A que te referís? ¿que hiciste?

- Nada -respondió incomodo e instantáneamente arrojó la piedra rompiendo gran parte de la ventana.

- Tene cuidado. Si te cortas voy a tener que sacrificarte -dijo Kevin pasando cuidadoso por la ventana.

- Cualquier escusa para deshacerte de mi -dijo haciendo lo mismo que él hasta entrar al hogar.

Por dentro el lugar era rustico y elegante. Tenia una pequeña cocina amueblada con algarrobo y mesadas grises. La sala que era visible desde afuera también tenia decoraciones de algarrobo; como muebles, mesas y pisos. Combinada con cerámicas grises oscuras. En el segundo piso se encontraban dos habitaciones medianas pero elegantes. En la misma sala había una estufa gigante de piedras y una rueda de carreta colgada del techo en simulación de lampara.

Los jóvenes entraron y miraron a su alrededor sorprendidos con aquella cabaña. Instantáneamente, la joven observó que en aquel living había una hermosa cama de roble colgada del techo y fue corriendo hacia ella, dio un brinco y aterrizó en la cama.

Kevin la miró y no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa de lado. Tal vez, verdaderamente estaba comenzando a sentir cosas por Angie. Sentimientos nuevos que tarde o temprano experimentaría.

- Veni -dijo la chica golpeando el colchón la cama flotante para que se siente.

Kevin dudo en acercarse y acostarse con ella en la cama, pero sólo se dejo llevar y se acercó lentamente, provocando la sonrisa en Angie. Generalmente, él nunca le hacia caso, pero aquella vez fue distinta.

Él se sentó a su lado y comenzaron a mecerse en la cama colgante del techo. No se hablaban, apenas se miraban. No era un silencio incómodo, eran de aquellos silencios necesarios que te ayudan a pensar. Aquel silencio que ambos necesitaban.

Ella lo miró provocando que Kevin también la mire.

- Lo siento -dijo por lo bajo.

- ¿Por qué? -preguntó Kevin, aunque por dentro si sabia a que se refería.

- Por causar tu desesperación hace unas horas -se disculpo la joven con la mirada baja. 

Kevin bajó la mirada al igual que ella, no sabia que responder. 

- No lo vuelvas a hacer -susurró.

Ella sonrió y respondió:

- Te lo prometo.

Kevin la miró decidiendo si decirlo o no, estaba a punto de decir algo estúpido.

- ¿Pinky promise? -dijo él con cierta vergüenza levantando y acercando su dedo meñique hacia ella. Se sentía estúpido por decir eso. Tal vez lo que sentía por ella lo volvía así.

Antes tendía a no sentir las cosas. Durante mucho tiempo, fue muy bueno en eso. Bueno en no sentir absolutamente nada. Ni siquiera tenia que intentarlo. Simplemente lo hacia. Pero las cosas se tornaban distintas, cada vez costaba mas.

- Pinky promise -respondió entre risas haciendo lo mismo y uniendo sus meñiques.

[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] KevangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora