Huir de la justicia

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Los días pasaban y ellos seguían sin hablarse. Kevin finalmente se había rendido. Al principio quería seguir insistiendo, pero ya no había caso, ya era demasiado tarde. Además lo hacia por ella. Ni él mismo sabía de lo que era capaz, tranquilamente podría hacerle daño.

...

Terminado su ultima clase, Angie se dirigió al baño para lavarse la cara. La temperatura era muy alta en su salón debido a las estufas,  provocando el sudor de la chica. Apenas ingresó, este parecía estar vacio. Se acercó a uno de los grifos y se lavó la cara. Acto seguido sacó de su mochila una toalla pequeña y se secó el rostro. Cuando estuvo a punto de salir, escuchó como una voz femenina lloraba adentro de una de las mamparas del baño escolar.

Ella estuvo a punto de irse, pero algo dentro de ella le decía que se acerque al llanto. Sin pensarlo demasiado, se acercó y desde el otro lado de la puerta preguntó:

- ¿Que pasa? -preguntó llamando la atención de la chica.

- Nada -respondió ella sollozando.

- No me vengas con esas boludeces -dijo Angie abriendo la puerta y verla. Su cabello era rubio y sus ojos eran muy oscuros, casi negros. Su rostro estaba rojo por tanto llorar y estaba sentada en el inodoro con la tapa baja -decime.

- No te conozco.

- Yo tampoco me conozco -dijo arrodillándose para estar a su altura- ¿que pasó?

- El chico que me gustaba me dijo cosas horribles -confesó la chica por lo bajo.

Angie se quedó callada, no supo que responder. La chica la miró y al ver el rostro de Angie, su cara cambió a una de preocupación.

- Te conozco -dijo la chica deteniendo sus lágrimas- te vi en un cartel.

<<mierda>> pensó Angie al escuchar las ultimas palabras. ¿que se supone que debía hacer? ni ella misma lo sabia. Angie al pensar en sus palabras cambio su rostro neutro a uno preocupado.

- ¿q-que cartel? -preguntó Angie, sentía como un escalofrió recorría su cuerpo.

- Decía "se busca". Era una foto de una cámara de seguridad, estabas junto a un chico.

- Mierda, mierda, mierda -dijo Angie por lo bajo mientras cerraba los ojos con fuerza e inclinaba su cabeza hacia abajo.

- ¿que hicieron? 

- Muchas cosas...

- ¿Graves? -preguntó la chica.

- Si -susurró ella.

- Vamos -dijo la rubia agarrando su mochila y secando sus lágrimas. Acto seguido salió de la mampara y agarró fuertemente la mano de Angie para irse.

Angie se detuvo y soltó su mano con desesperación, no sabia si debía confiar en ella. 

- ¿Que haces? ¡vamos!

- ¿a donde? -preguntó Angie caminado hacia atrás.

- Lejos, ¡te están buscando tarada!

- ¿Como puedo confiar en vos?

- ¿Te queda otra? -preguntó ella.

Angie la miró pensativa y al mismo tiempo atemorizada. Aquella chica tenia razón, no tenia otra opción conveniente. Sin pensarlo dos veces, la siguió. Ella colocó su pelo azulado dentro de la campera y se puso un gorro. Caminaron por el pasillo por un par de minutos, pero la chica rubia se detuvo a pocos metros de las puertas principales.

- ¿que pasa? -preguntó Angie deteniéndose.

- Toma estos lentes -dijo ella sacando de su mochila unos lentes de sol negros.

Angie se los puso para finalmente salir de la escuela. Ambas hicieron un par de cuadras hasta llegar a una partner negra. 

- Anda atrás -dijo la chica sentándose en el asiento conductor.

Angie obedeció y se sentó atrás esperando que la desconocida encienda el vehículo, pero esta nunca lo hizo.

- ¿Que hiciste? -preguntó la chica dándose la vuelta.

- ¿Que? -preguntó Angie confundida.

- ¿Que hiciste para que la policía te ande buscando?

- Son muchas cosas -dijo Angie con sus manos en la frente, parecía que quería llorar- ¿por qué queres ayudarme?

- En realidad... si nos conocemos -confesó la chica.

- Que yo sepa... no -dijo Angie haciendo memoria.

- Fuimos al mismo jardín. No eramos amigas, pero cuando me molestaban vos siempre me defendías.

- ¿Maia?

- Así es, Angie -dijo con una sonrisa- lo mínimo que puedo hacer ahora es ayudarte.

- Gracias.

- Ahora que me reconociste, contame lo que pasó.

Angie al escuchar sus palabras le contó lo sucedido. Contó desde las aventuras que tuvo con él hasta la dura infancia de ambos. También llegó a contarle como ella misma intentó suicidarse y la reacción inesperada del chico. Cada vez que lo mencionaba, sentía que quería llorar. Sin embargo, reprimía las lagrimas; no quería llorar enfrente de ella. No quería mostrarse débil. Aunque por dentro sabia perfectamente que lo era.

- ¿y que cosas ilegales hicieron?

- Asesinamos, robamos un auto, quemamos una cabaña...

- Mierda, creo que debemos irnos lejos los tres...

- ¿Los tres? -preguntó Angie cambiando su rostro triste a uno preocupado.

- Él vendrá con nosotras, no podemos dejarlo.

- No me importa -susurró Angie con los brazos cruzados.

- ¿Y si lo atrapan y confiesa todo?, tenemos que buscarlo- manifestó Maia encendiendo el vehículo.

- Como digas -dijo Angie con los ojos en blanco.

¿como no llorar en esos momentos? saber que sos una fugitiva y que debes estar conviviendo con un loco maníaco del cual sentís atracción era como estar en una pesadilla. Una horrible pesadilla.

[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] KevangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora