Una dosis de cerveza y sinceridad

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Angie permanecía tirada en su cama,  sin hacer nada, pero no hacer nada la ayudaba a pensar.

Sus pensamientos desaparecen cuando su celular comienza a sonar, era una llamada de Martín.

Martín: ¿Hola? ¿Angie estas?

Angie: Si, ¿que pasó?

Martín: Discutieron.

Angie: Te lo dije, ¿en donde esta Kevin?

Martín: No lo se, se fue.

Angie: ¡La puta madre Martín!

Martín: Encima es de noche, tengo miedo que le pase algo.

Angie: Creo que se en donde podría estar, si lo encuentro te mando mensaje

Martín: Ok.

Rápidamente Angie se colocó una campera, agarró de su escritorio una linterna y se fue de su casa. Ella sabia en donde podría estar; el bosque.

El camino fue largo, pero logró  adentrarse en el bosque. Era oscuro, lo que le causaba pánico a la joven. Pero debía entrar, era mas importante su amigo que sus miedos.

Intentó recordar el camino hacia el lago, y con suerte, logró llegar. Desde lo lejos podía ver a Kevin apoyando su espalda en el mismo árbol del otro día. Esto causo una pequeña sonrisa en el rostro de la chica.

- Kevin -dijo Angie acercándose a él.

- ¿Que haces acá? te pudiste haber perdido.

- Pero no lo hice -dijo sentándose alado de él rozando sus cuerpos- vine a buscarte.

- ¿Te enteraste? -preguntó con la mirada perdida en la laguna.

- Sí,  lo siento mucho. Se que es un momento difícil.

- Me hubiese gustado que todo fuese diferente, pero no se puede cambiar el pasado -dijo por lo bajo.

- Lo mismo digo. Pero las cosas suceden por algo -dijo con una pequeña sonrisa de lado.

- Te subestime demasiado.

- Ambos lo hicimos...

- Igual, hay algo mas que no te dije -confesó mirándola a los ojos.

- ¿Que?

- Me molesta que no te guste lastimar a nadie y dejas que los demás te hieran.

- Es difícil evitar que los demás te hieran, por eso, no hay que ser como ellos -dijo Angie mirándolo a los ojos. A pesar de estar en la oscuridad, podían verse gracias a la luz de la luna.

Ambos permanecieron mirándose durante unos segundos. Ninguno de los dos tenían claros sus sentimientos, pero sus miradas demostraban deseo.

- Deberíamos volver -dijo Angie levantándose- vení a mi casa.

Kevin se negó, pero la insistencia de Angie lo ganó y aceptó. Ambos fueron caminando hacia la casa de Angie y entraron por la puerta trasera.

Ambos rápidamente se metieron en la habitación de Angie. Cerraron la puerta para mas privacidad y se recostaron en la cama mirando el techo.

El cuarto estaba oscuro, solo entraba la luz de la luna por la ventana de la habitación. El cuarto de la chica era simple, y un tanto desordenado. Pero eso no le molestaba a Kevin, al contrario, le agradaba.

- Dicen que si tu habitación esta desordenada, significa que tu vida también -dijo Kevin por lo bajo.

- Tal vez mi vida siempre estuvo desordenada -confesó Angie aún mirando el techo.

[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] KevangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora