Aun permanecían acostados en aquella cama sin hacer nada, solo miraban el techo. Por fuera no pasaba nada, pero por dentro era un caos de emociones. En especial para Kevin. Quien no quería aceptar su enamoramiento. Al criarse en una familia con falta de empatia y cariño, nunca fue capaz de sentir aquellos sentimientos tan típicos; Incluso cuando se alejó de ellos. Angie había abierto nuevas puertas en su vida, aunque él temiese a cruzarlas.
Era la primera vez que lloraba frente a alguien. Muy pocas veces le importaban realmente las cosas para aferrarse a ellas y sentirse débil. Ademas de mentalizarse una y otra vez que no debía confiar ni sentir cariño hacia las personas. Pero esta vez fue muy distinto. Sentía como todo se le salió de las manos.
Angie tampoco se animaba a amarlo, pero el amor era inevitable. Kevin era el primer hombre con el que se sentía segura. Su padre le dejó muchas secuelas en su cabeza. Y posiblemente esos traumas perduraran toda su vida dentro de ella.
- ¿Alguna vez sentiste que te combertias en algo que juraste no ser? -preguntó la chica con la mirada perdida en el techo.
- Sí -respondió serio.
Él siempre se prometió no aferrarse a los demás y enamorarse, pero las cosas no salían como él lo planeaba.
- Me siento perdida -susurró.
- Todos nos sentimos perdidos en algún momento.
- ¿y cuando terminará?
- Nadie lo sabe.
- Es difícil abrir los ojos y darte cuanta que no hay nadie -dijo al borde del llanto, se sentía muy débil en esos momentos.
- Estoy yo -susurró.
- ¿y cuando no estés?
- Siempre voy a estar, Angie.
Angie desvió su vista del techo y lo miró, el sintió su mirada y la miró provocando que sus miradas se conectaran. Ella se levantó un poco quedando sentada y él permaneció acostado pero apoyando su codo en la cama.
Ella acercó lentamente sus labios hacia los del chico, no sabia lo que hacia; sólo se dejaba llevar por sus extraños sentimientos.
Él chico la miró y al igual que ella se dejó llevar. Sabia que podría arrepentirse luego, pero fingió no darle importancia.
Ambos labios se unieron lentamente dando inició a un beso un tanto apasionado hasta llegar a uno mas salvaje. Aun mas especial que el de la otra noche.
Angie se alejó de él dando fin al beso. No sabia sus propios sentimientos hacia él. No sabia si estaba enamorada o si sólo lo hacia para alejarse de la realidad y jugar a los enamorados.
- Kevin -susurró ella.
- ¿Que?
- ¿Que sentís por mi?
- No lo sé, pero no quiero sentirlo
- Entiendo -dijo bajándose de la cama flotante- voy a dormir.
La joven se fue de la sala y subió las escaleras hasta llegar al segundo piso, dejando solo a Kevin con sus pensamientos.
¿Estaba enamorado? ¿debía estarlo? aun no lo sabia. Pero lo que si sabia, es que no quería aferrarse a ella. Aunque ya era demasiado tarde, aquella chica era su todo. Sus ganas de vivir y un buen motivo para no suicidarse. Un buen motivo para salir de la realidad.
Pasaban los minutos y Kevin permanecía sentado en un sofá rojo con una botella de cerveza en la mano, que por cierto, la robó de una pequeña despensa ubicada alado de la cocina. Cada vez se sentía mas confundido respecto a sus sentimientos hacia la joven.
Ya cansado, sube al segundo piso y se dirige a otra habitación para descansar. Pero antes, se acercó a la puerta de la habitación de Angie y la abrió lentamente. Ella se encontraba durmiendo. Su rostro era tranquilo e inocente, como si los problemas no estuvieran presentes en sus sueños. Kevin la observaba. No podía quitar su vista de su rostro. Tal vez si estaba realmente enamorado.
Apenas estuvo por cerrar su puerta nuevamente para irse a su habitación, la joven lo llamó.
- Kevin.
El chico la miró apenado, no es agradable que te miren mientras dormís.
- ¿Q-que? -preguntó el chico.
- Dormí conmigo -dijo mirándolo a los ojos.
Él asintió y se recostó a su lado, ahora todo era completo silencio. Lograba sentir como la joven apoyaba su cabeza en su pecho.
Era la primera vez que dormía acompañada de un hombre. Desde aquel evento que tuvo con su padre, Angie no lograba confiar en los demás, en especial de los hombres. Pero aquel temor había cesado al conocer a Kevin. Sabia perfectamente que el jamas le haría daño, a pesar de su enfermedad.
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[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] Kevangie
Hayran KurguDos jóvenes que intentan llevar una vida normal a pesar de sus traumas y problemas familiares, ¿que tan fácil es encajar en un mundo desquiciado cuando nuestra propia mente es nuestra mayor enemiga?