Las calles estaban frías y un tanto vacías aquella mañana. Angie seguía caminando por la vereda mientras algunas lagrimas frías se deslizaban por sus mejillas. Pensar en él la hacia llorar. Pensar que confiaste plenamente en alguien, y que aquella persona asesinaba por placer era difícil de asimilar. Y mas si intentó hacerte daño.
Nuevamente estaba sola. Nuevamente triste, confundida y decepcionada. Temía ser igual a él o incluso terminar como él. Terminar igual de enferma que él. Aquella noche y en muchas otras sintió enamorarse del joven, pero, ¿en que mierda pensaba?
Para ella, Kevin era una persona especial, y vaya que lo era. Seguía sin poder creer que se había enamorado de un esquizofrenico sociopata. Tampoco lograba entender porque aquel chico la atraía tanto.
Llegando a su casa, cruzó por el patio hasta llegar a la puerta trasera. Giró despacio el picaporte hasta entrar. Apenas dio un paso, su hermano mayor soltó una pequeña carcajada burlona.
- ¿Que te pasa? -preguntó ella con su rostro completamente serio.
- Recién ahora te dignas a volver, ¿en donde estuviste?
- No te importa -respondió ella pasando alado suyo, pero este le agarró fuertemente del brazo hasta detenerla.
- Soy tu hermano mayor, deberías respetarme.
- El día que vos me respetes, lo haré yo también -dijo dando un tirón hasta liberarse de él.
Ella lo miró desafiante y subió las escaleras. Estuvo por ir al baño, pero cuando pasó por su habitación se detuvo. Miró la puerta y la abrió lentamente. No se sentía segura de volver a entrar allí, pero lo hizo de todas formas. Su habitación estaba bastante ordenada por la ultima vez. Los muebles pulidos y su cama tendida provocaba melancolía a la chica. Nunca antes se había sentido tan débil.
Se sentó lentamente en el borde de su cama y observó silenciosamente la habitación. Aun se encontraba afligida por lo que había pasado. Lentamente se levantó y se acercó a una biblioteca llena de objetos sin valor y recuerdos. Observó que había una cuadro con una foto de ella y su padre y la agarró. Ella recordó que aquella foto fue tomada doce años atrás en un cumpleaños. No recordaba de quien. Ella tenia un vestido rosa y su padre la cargaba en brazos. Su propio rostro en aquella fotografía era triste, mientras que la de su padre era feliz.
No entendía porque aquella foto estaba en su biblioteca, pero supuso que su hermano la puso ahí para molestarla.
No quería seguir pensando en lo que ocurrió en aquellos tiempo. Con desesperación, arrojó el cuadro al suelo, provocando que el vidrió se rompiera en pedazos. Recordar todas las veces que la gente la decepcionó la volvía loca. Completamente loca. Su rostro era rojo y húmedo por las lagrimas, intentaba taparse con sus manos, pero agarró otras cosas del mueble y las arrojo al suelo. Se dirigió al escritorio y rompió todas las hojas que se encontraban apoyadas. Todo lo que encontraba a su paso lo destruía.
Estaba agobiada, necesitaba sacar toda la bronca acumulada. Aquella bronca que permaneció mucho tiempo dentro de ella. Tal vez la policía la este buscando allá afuera, pero, ya no importaba nada. Su mente iba a mil por hora. Los pensamientos iban y venían, provocando la desesperación de esta. Todas las malas experiencias que vivió en su pasado la perturbaban cada vez mas.
Todo era como una pesadilla. Pero no lo era. Si hubiese sido una pesadilla ya hubiese despertado, pero parecía no tener final. Era inevitable preguntarse todos los días que había hecho mal. ¿Porque recibía constantemente esos castigos?
...
La semana escolar había comenzado. Él joven se puso su uniforme escolar y salió de su casa para dirigirse al colegio. Su casi hermano, Martín, lo siguió para acompañarlo. El camino fue callado, ninguno de los dos emitían sonidos. Martín se había dado cuenta que algo no estaba bien, Kevin estaba demasiado triste.
- ¿que pasa? -preguntó Martín.
- Nada -respondió Kevin cambiando su rostro triste a uno serio.
- ¿Tiene que ver con Angie?
- No es tu asunto, Martín.
- Se que ella se enojo con vos -dijo Martín por lo bajo- no la cagues Kevin.
- ¿A que te referís?
- Ella es tu única amiga, no la pierdas.
- No pienso disculparme -dijo Kevin con los ojos en blanco.
-Deja tu soberbia de lado y empezá a hacer las cosas bien.
Aquellas palabras dejaron pensando a Kevin. Aunque sabia perfectamente que con una simple disculpa las cosas no se solucionarían. No todo era tan fácil.
Las clases pasaban y pasaban. El joven no estaba acostumbrado a su ausencia, lo que era irónico ya que el estuvo toda su vida solo y sin compania.
Ya era momento de irse, su turno terminaba. Guardo algunos libros en su casillero y se puso una campera antes de salir. Agarró su mochila, se la colocó en su hombro y salió afuera.
Como era de los últimos en salir, podía ver como los de turno tarde ingresaban a la escuela. Entre esos alumnos estaba Angie. Su mirada era baja y su cabello estaba despeinado, como siempre.
El permaneció mirándola hasta animarse y acercarse a ella.
- ¿Podemos hablar? -dijo Kevin con la voz nerviosa y la mirada baja.
- No quiero hablar con vos -dijo ella desviando su mirada.
- ¿Que tengo que hacer para que me perdones?
- Alejarte de mi -dijo ella mirándolo a los ojos.
- ¿Que hice mal Angie?
- Matas por matar -dijo con la mirada seria- creí que eramos iguales, pero me doy cuenta que no. Ya no me siento segura a tu lado, al contrario, siento miedo -dijo siguiendo con su camino.
Tal vez el debía rendirse, como siempre lo hizo. No sabia como recuperar su confianza, tal vez, ya no había solución. O por lo menos él consideraba eso.
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[ 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 ] Kevangie
FanfictionDos jóvenes que intentan llevar una vida normal a pesar de sus traumas y problemas familiares, ¿que tan fácil es encajar en un mundo desquiciado cuando nuestra propia mente es nuestra mayor enemiga?