Capitulo 33. La cena

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Cuando salí de casa de Sara e Isco me fui a la de Marco porque ya eran menos cinco. No me cambié ni me arreglé, era una cena con Marco y en su casa, así que no hacía falta. Iba con la ropa que me había puesto esta mañana; vaqueros, jersey blanco y zapatillas de deporte negras, cómodo y sencillo.
Llamé y Marco abrió la puerta. El también iba en vaqueros y con una sudadera Nike.
En la cena no tocamos el tema de anoche, ni del casi beso ni del empujón, simplemente hablamos de la fiesta que iba a hacer Sara (sin decir que era por el bebé porque solo lo sabíamos nosotras), de los entrenamientos y nos pusimos algo más al día de nuestras vidas.
-¿Que nos ha pasado? -preguntó- Antes, después del encontronazo por lo del embarazo de Marina, éramos muy amigos y ahora casi ni hablamos.
-No sé, nos hemos distanciado.
-Sí, supongo. Oye, ya que hemos terminado, ¿quieres bailar? -dijo como si estuviéramos en el siglo XVIII, media reverencia y todo, yo solo me limité a reír- La otra noche, en mi cumpleaños, no pudimos -no pudimos por tu novia, pensé- así que... ¿te animas? -asentí y cogí su mano. Me levanté del sofá y Marco puso la radio. Su salón era muy grande, bueno, toda su casa era muy grande, así que no tuvimos ningún problema. En la radio sonaba "Casi humanos" de Dvicio (está arriba). La canción en sí es bonita y la letra ya... Marco me cogió de la cintura y yo del cuello, nos miramos a los ojos y después apoyé mi cabeza en su hombro. Estaba disfrutando este baile muchísimo. Él tendrá novia, pero yo a él le quiero, y eso no ha cambiado.
La canción acabó pero ninguno de los dos se separó, y tampoco quería hacerlo. En la radio pusieron otra canción algo más animada pero seguíamos en la misma postura. Ninguno hablaba pero no era un silencio incómodo, todo lo contrario. Simplemente disfrutábamos de la presencia del otro.
-¿Por qué me empujaste anoche? -dijo Marco rompiendo el hielo.
-Te parecerá una tontería, pero creí que ibas a besarme. -contesté apartando mi cara sonrojada.
-Quería hacerlo -dije y abrí los ojos.
-¿Y Sandra?
-Lo he dejado con ella.
-¿¡En serio!? -dije emocionada.
-Sí -dijo riendo y le abracé.
-Marco, me gustas -le dije. Normalmente no lo suelo decir hasta que el chico da el primer paso, de hecho siempre que me han pedido salir lo han dicho ellos primero, pero con Marco me salió solo. Marco no dijo nada, solo sonrió y me abrazó.
No sé en qué momento empezamos a besarnos. El beso empezó despacio y tímido, luego empezó a subir de tono. Marco me subió a su cintura y yo enrollé mis piernas en ella. Creo que nos chocamos con absolutamente todas las paredes de la casa de Marco hasta que llegamos a su habitación. La ropa empezó a sobrar y creo que no hace falta que os cuente qué pasó entre esas cuatro paredes.
No había estado tan mal venir a la cena

¿Tú? ¿Otra vez? Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora