Capítulo 25

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Tras volver a la normalidad, Jonah ingresó en un centro médico tras lo ocurrido en casa de Nico. Fueron los padres de Nico quienes avisaron a sus padres y quienes tomaron represalias para que afrontara su depresión y su adicción y tratara de volver a la normalidad.

Pasó una semana y Jonah seguía con depresión.

Pasaron dos semanas y Jonah seguía alucinando.

Pasaron tres semanas y Jonah dejó de hablar.

Pasó un mes y Jonah comenzó a mostrar signos de mejora.

Pasaron dos meses y Jonah comenzó a ver el mundo real con claridad.

Dos meses fue lo que tardó Jonah en recuperarse de su adicción y de su depresión. La presión que tenía acumulada en el cuerpo comenzó a desaparecer junto con sus otros problemas, pero con cada victoria había una derrota...

Jonah no pisaba su casa desde hacía dos meses. Comenzó a vivir en el hospital medico en el que se encontraba.

Despertó. Había dormido cómodamente aquella noche. Fue al baño. Aquellos días tenía muchas ganas de ir al baño a pesar de no beber mucha agua. Al soltar la orina, se fijó en que expulsaba sangre. Esto le asustó y llamó a los médicos quienes actuaron con rapidez y le hicieron una serie de pruebas. Los resultados no los obtuvo inmediatamente, tuvo que esperar.

Al día siguiente, Jonah miraba la televisión de su habitación. Cambiaba de canal al no encontrar nada que le interesara. Llamaron a la puerta. Jonah se giró y vio como la puerta se abría. No era ninguno de los médicos o alguien que esperara. Para su sorpresa, Nico y Laura habían venido a visitarle. Estaba sorprendido de verlos tras lo que les hizo. Apartó rápidamente la mirada de ellos dos, se sentía culpable y más después de lo que le hizo a Laura.

- ¡Hola! –Dijo Laura con una gran sonrisa, pero Jonah no respondió–. Te hemos traído un detalle. – Dijo poniéndolo sobre la mesa de la habitación. Jonah hizo un ruido con su boca, dando a entender que le estaba agradeciendo el detalle.

El silencio era incomodo en la habitación, nadie decía nada.

- Oye Laura, ¿Te importaría esperar fuera? –Le preguntó Nico.

- ¿Por? –Parecía confusa.

- Quiero hablar a solas con Jonah, será solo un momento.

- Está bien. –Dijo. Acto seguido le besó y salió de la habitación.

Jonah vio esto y una vez Laura no estaba en la habitación, preguntó:

- ¿Es feliz?

Nico se sorprendió de oírle preguntar eso. Aun así, afirmó que sí. Nico cogió una silla y se sentó junto a Jonah.

- Después de lo que pasó, Laura y yo empezamos a salir. –Le contó–. Estos dos meses hemos sido felices, los dos.

- Me alegro –Respondió–. Pero no has venido a decirme solo eso, ¿Verdad?

- Verdad –Dijo Nico, entristeciéndose–. Las pruebas que te han hecho los médicos han descubierto algo y... No es bueno –Dijo. Jonah no abrió la boca, solo se dedicó a escuchar–. A causa de tu adicción con el incidente de la formula tienes cáncer de próstata... Y cáncer de mama.

Jonah abrió al completo sus ojos al oír eso.

- Pero, es curable. Es decir... –Nico negó con la cabeza.

- La fórmula afectó a tu organismo. Si se te trata como un cáncer mamario masculino, tal vez podrías no...

- ¿Quieres decir que de una forma u otra yo...?

Nico no respondió y simplemente se dedicó a afirmar con la cabeza. Se levantó de la silla. Jonah tenía la mirada fija hacia abajo y sus ojos comenzaron a cristalizarse.

- Laura no lo sabe –Le confesó Nico–. Le he dicho que veníamos a ver tu estado, nada más. Los médicos pensaron que, si te lo decía yo, sería algo más suave de llevar –Le reveló–. Lo siento, Jonah.

Nico trató de marcharse, pero Jonah habló:

- No tienes nada que sentir –Dijo apretando sus puños y clavando sus uñas en su piel–. El que tiene que sentir algo, soy yo.

- Pero, yo creé la formula. Soy la razón de porque...

- Yo fui el imbécil que la seguía tomando a pesar de saber las consecuencias. No tienes que culparte de nada. El único que tiene que culparse soy yo por haberos dejado de lado.

Las lágrimas comenzaron a caer por la cara de Jonah. Lloraba sin poder parar por las acciones de su vida. En segundos, vio pasar su vida ante sus ojos. Revivió momentos alegres, como el día en que conoció a Nico o cuando oyó que su padre le decía que estaba orgulloso de él o de haber tenido la oportunidad de salir con Laura y hacer lo correcto. De lo que no estaba nada orgulloso era de haber tomado esa poción.

Nico se dio la vuelta. «Adiós, Jonah», dijo marchándose por la puerta, con lágrimas en sus ojos.

Nico salió al pasillo y cerró la puerta lentamente, sin escuchar a Jonnah, decirle un último adiós:

- Cuida a Laura de corazón. Cuídala y no dejes que nada le pase. Da tu vida si algo le pasara. –Susurró–. Y por favor, Nico, no cometas los mismos errores que yo. Vivid una gran vida, por mí.

Y la puerta se cerró.

FIN DE LA TERCERA PARTE

Espero que os haya gustado esta historia, me he esforzado en darle otro aire que gustará. En mi opinión esta historia está más elaborada que la primera, pero se que el BOOM que tuvo el primer Sexy Señorita, no lo superará. Aun así, me he divertido escribiendo esta historia y espero que vosotros también lo hayáis disfrutado también.

Y si preguntáis por otro libro de Sexy Señorita... Puede que esté pensando en algo. Pero tardará.

Sexy Señorita: La formulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora