Capítulo 22

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Jonah fue culpado del incidente en la clase de ciencias. Aunque dijera que fue culpa de Nico y Laura, los profesores no le creyeron por su conducta agresiva. Fue llevado ante el director del instituto y allí, se llegó a la conclusión de que Jonah quedaría expulsado indefinidamente.

- Bien, como quieran –Dijo levantándose, aun sin que le hubieran dado el permiso y se marchó.

Su padre ya estaba al tanto y habia perdido la fe nuevamente en su hijo. «¡Eres un caso perdido!», le dijo. No toleraba su comportamiento, pero a Jonah le daba igual. Se encerró en su habitación y no salió de allí, ni para comer, ni para cenar y sus padres ni lo veían. Jonah alucinaba durante el día y dormía durante la noche. Contemplaba su cuerpo desnudo en un espejo, quería cambiar, pero su cuerpo no podía hacerlo sin ayuda de la poción.

Llamaron a la puerta.

- Jonah, te traigo la comida –Dijo su madre. Desde el primer día le estuvo trayendo la comida al saber que no quería salir de ahí–. Se que no son palabras que oirías de mí, pero te extraño. Por favor, baja –No hubo respuesta por parte de su hijo–. No sé qué te ha hecho cambiar, ibas muy bien y has querido dejarlo todo atrás. Tu padre estaba orgulloso de ti. Ahora ya no.

Y le dejó. Jonah lo escuchó todo sin apartar la vista de su reflejo. «¿Esa vieja loca de verdad piensa que...?», entonces, una lagrima cayó por la mejilla de Jonah. La conciencia en su cabeza notó esto.

- ¡¿Estás llorando?! –Le gritó. Sorprendido, Jonah se limpió aquella lagrima–. ¿Por qué? ¡¿Por qué lloras? ¿Te importan? –Le preguntó–. Tu solo me necesitas a mí.

- Lo sé –Respondió–. Y la verdad es que, no sé ni porqué lloro.

En lo más profundo de su corazón, Jonah lamentaba todo lo que hacía, pero no podía escapar de la prisión en la que Hanna le tenía metido. Queria parar, pero no podía.

En la noche, Jonah no pudo dormir. Se quedó pensando en porque lloraba. Se levantó y miró por la ventana, la oscuridad del exterior y como la luz de la luna le alumbraba con todo su esplendor. Veía miles de estrellas en el cielo y ninguna le hizo reflexionar sobre la verdad. Solo pensaba en sí mismo y en obedecer a la voz en su cabeza.

- Es duro, ¿Verdad? –Le preguntó Hanna–. No ser yo...

Jonah no respondió, simplemente se quedó callado.

Jonah parpadeó y cerró sus ojos. De pronto, sintió una fuerza que lo llevaba a la cama. No podia abrir sus ojos, pero sintió a alguien posarse sobre él. «Piensa...», le dijo. Jonah sintió las finas manos de Hanna por toda su cara, para que él sintiera como su cara cambiaba.

- Aun no te has dado cuenta, pero, hay una solución a tu problema –Le dijo mientras pasaba su mano por todo su cuerpo y lo cambiaba a su gusto–. La respuesta es tan sencilla, pero tan complicada de hacer, que solo alguien que me deseara sería capaz de hacer.

Jonah la escuchó. Hanna sonrió. Ella posó sus manos sobre el pecho de Jonah. Este sintió una gran presión en su pecho y notó como dos bultos emergían de él.

- Lo que estoy tratando de decirte... –Dijo introduciendo su mano en el pantalón del pijama de Jonah–. ¡Es que robes la formula! –Y sin previo aviso, introdujo la polla de Jonah dentro de su vagina, mientras él gritaba y su voz se volvía la de Hanna.

Entonces, Jonah abrió los ojos, despertándose del sueño en el que se encontraba. Un sueño. Pero ese sueño les había revelado la verdad y la solución a sus problemas. Jonah no se lo pensó dos veces y se cambió. Se puso unas prendas de ropa negras y bajó hasta su garaje, donde cogió una tubería gastada que su padre guardaba en el coche. Sonrió y la cogió.

Jonah caminó por las oscuras calles de la gran ciudad hasta la casa de Nico. Este vivía en un bloque de pisos y por suerte, tenía un balcón que daba al exterior. Vio que la puerta del balcón estaba entre abierta por calor. Jonah lo vio como una posible vía de entrada, así que amarró la tubería a su espalda con una cinta y comenzó a trepar sujetándose de la tubería del agua y llegando al balcón sin problema alguno.

Jonah se encontraba en la sala de estar y caminó sin hacer ruido hasta la habitación de Nico. Allí, abrió lentamente la puerta y le encontró durmiendo profundamente en su cama. A simple vista, no había ni rastro de la formula, Jonah pensó que seguramente la tenía escondida. Sabía que no todo en la vida iba a ser un camino de rosas y comenzó a buscar.

Sexy Señorita: La formulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora