- Capítulo 1: "La llamada" -

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Mí rutina era bastante simple. En la mañana me encargaba de preparar el desayuno y de alistar a mis hijos para ir al colegio, luego tomaba a la mas pequeña y me la llevaba a mí restaurante. Pasaba prácticamente toda la mañana diseñando los platos para cada comida del día, coordinando con los gerentes de mis otros restaurantes que tenía en el país y luego me iba a mí casa.

Ya no pasaba tanto tiempo detrás de las cocinas, pero me las había arreglado para escribir un libro de cocina y tener un canal de Youtube, en él cuál de vez en cuando subía alguna receta porque en el fondo no quería aceptar que me había convertido en una dueña de casa, aunque tenía la ligera esperanza de que seguía siendo aquella Chef reconocida, aquella que llenaba su restaurant todos los dias apesar de no seguir cocinando. Pero el traslado de Piper a Nueva York, y que ambas decidieramos que era mejor que los niños permanecieran en San Francisco, me habían hecho dejar a un lado mis sueños, había dejado la pasión por cocinar a un lado y también, había creado una enorme distancia entre mí esposa y yo.

Piper era la editora en Jefe de la revista Vanity Fair y hace seis meses la habían trasladado a la sede en Nueva York. Debido a su trabajo, se codeaba noche a noche en los eventos con famosos y había sido en una de esas reuniones en la que ambas nos habíamos conocido hace 10 años.

Piper en ese entonces tenía 25 años y yo 29 años. Piper me había llamado la atención apenas la vi, pero esa noche no pasó absolutamente nada entre la dos más que un discreto cruce de miradas.

Descubrí tiempo después que yo también había llamado la atención de Piper, porque no dejaba de ir a almorzar o cenar a mí restaurant hasta que un día, decidió agradecerle personalmente al Chef por la comida y me invitó a salir.

De eso, ya habian pasado casi 10 años y 3 hermosos hijos. Ben de 9 años, idéntico a mí pero con los ojos verdes y cabello rubio; Miles de 7 años idéntico a Piper, con un hermoso defecto qué lo hacia extraordinario ante los demás, tenía heterocromía, es decir, los ojos de diferente color... uno verde y uno azul cómo si fueran la mezcla perfecta entre Piper y yo, y finalmente, estaba nuestra princesa, la pequeña Pearl de 2 años, rubia y de ojos verdes, idéntica a Piper.

No podía decir que nuestra vida juntas había sido un fracaso porque él ver a mis tres pequeños, me hacia sentir la mujer mas afortunada del mundo, pero lo qué no podía negar era que hace unos meses había una distancia enorme entre mí esposa y yo.

El teléfono comenzó a sonar cuando bajaba las escaleras, eran casi las 10 de la noche. Ben y Miles ya estaban acostados, y solo quedaba que la pequeña Pearl también lo hiciera.

Me detuve frente al recibidor, el teléfono seguía sonando y por un momento, sentí que no me reconocía. Estaba hecha un desastre, mí cabello negro recogido en un medio moño despeinado, estaba húmedo y caía sobre mí frente. Tenía las mejillas coloradas y mí camisa roja mojada en varios sitio, allí donde Miles y Pearl, a los que acaba de bañar, me habian salpicado. Pearl tampoco me facilitaba las cosas, estaba tirando los botones de mí camisa esforzándose por descubrir uno de mis pechos. Si ya normalmente era una niña inquieta, en estos momentos, además estaba cansada e impaciente.

Alex: no- le dije con dulzura, pero con firmeza quitándole la mano de la camisa- espera, mí amor. ¿Diga?

Stella: ¿Alex? Soy Stella.

Alex: Hola Stella

Suspire y me relaje al escuchar a Stella, quien extrañamente se había convertido en mí amiga. Si bien, ella y Nicky habian terminado hace un par de años, de vez en cuando ella y yo seguiamos en contacto.

Alex: ¡Pearl, por favor! Espera......

Stella: ¿aún no has acostado a esos mocosos?- dijo mientra suspiraba.

Mi Adorada Esposa InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora