El ambiente en casa estaba raro, completamente raro. Había cómo una tensión constante en el ambiente. Los niños estaban demasiado callados, por mas que Nicky intentara alegrarlos con sus tonterías no lo lograba. Tampoco mí madre que les hablaba en ruso, su idioma secreto, porque si, los niños se manejaban incluso con el ruso mejor de lo que yo lo hacia en su edad y cuando hablaban con mí madre tanto a Nicky cómo a mí nos costaba entender al cien por ciento lo que hablaban.
Y para qué hablar de Pearl. Mí pequeña niña que se había quedado dormida junto a Piper luego de llorar hasta el cansancio por querer que su mami estuviera junto a ella. Tanto la quería, tanto la extrañaba que al momento de despertar lo había hecho asustada, buscándola por todas partes, necesitandola aún mas que antes. Pero Piper había sido astuta, a la mantita rosada de unicornio que mí niña cargaba para todas partes le había colocado un poco de perfume logrando que eso al menos la calmara. El sentir su aroma, el sentir esa fragancia entre floral y frutal, hacían qué Pearl la sintiera cerca a pesar de que no estuviera aquí.
Así que si, dentro de todo lo que podía hacer durante el día me había pasado todo la tarde cocinando todo lo que a mis niños les gustaba pero no había conseguido mucho. Ben y Miles en otra situación, se hubieran comido todo sin objeción alguna lo que les había preparado pero ahora con suerte había logrado que lo probaran y que comieran un poco. La cocina de la gran Chef Alex Vause, mis manos que hace unos días atrás lograban lo imposible con mis hijos, hoy no habian logrado hacer que ese dicho que dice guatita llena, corazón contento se cumpliera con mis hijos, con mis propios hijos.
No dispuesta a fracasar en mí misión de qué se sintieran mejor opte por hacer todo lo que no acostumbro hacer y permitirles, los deje jugar videojuegos sin límite de horario, andar todo el día en pijama e incluso ahora estabamos los cuatro acostados en mí habitación, algo completamente imposible.
Una de las reglas de crianza que teníamos con Piper y qué yo misma había impuesto precisamente, era la de no dejar que los niños durmieran con nosotras si es que no estaban enfermos o tenían una pesadilla durante las noches. No, no es que no quisiera tenerlos junto a mi todas las noches sintiendo su aroma y su calor, lo que yo no quería era compartir el único momento del día que tenía para estar con ella a solas. Si Piper era la egoísta y no quería compartirme durante el dia, yo no quería compartirla durante la noche y sobretodo en la cama.... en el único lugar donde podiamos ser nosotras, donde podíamos demostrarnos nuestro amor y volver a reconectarnos a pesar de todos los años que ya llevabamos juntos. Así que si, entiendo cuando Piper sintió que la alejaba sobretodo porqué en ese entonces había roto esa norma de crianza y lo primero que había hecho fue dejar que primero Pearl durmiera con nosotras y luego Miles y Ben, de manera intermitente...
Esa cama matrimonial, esa cama que solo nos permanecía a nosotras está vez se sentía vacía a pesar de está llena de gente.
¿Cómo una cama king hecha para dos personas podía sentirse vacía cuando estaban cuatros personas en la misma? Pues, sencillo. Todo se siente vacío cuando amas a una persona y no la tienes contigo... tan vacio qué haces cualquier cosa para acercarte a esa persona aunque este mal.
Me sentía humillada e incluso hasta usada por Piper. Detestaba mí comportamiento, ¿Cómo es qué me había rebajado a rogarle una miseria de amor? Meses atrás, no lo hubiera hecho. Definitivamente no lo hubiera hecho. Creo que esa Alex firme, decidida y clara con sus sentimientos qué viajo solo para destapar la infidelidad de su esposa cómo si nada le importara ya no existía, ya no estaba.
Está nueva Alex, era vulnerable y sensible. Era capaz de levantarse a medianoche si Piper se lo pidiera para estar con ella, a ese nivel había caído. Necesitaba ver a Piper, necesitaba abrazarla y escucharla decir que me amaba, aunque fuera solo una mentira para terminar las dos en la cama.
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Mi Adorada Esposa Infiel
أدب الهواةTras la decision de viajar a Nueva York y aceptar ser la nueva editora en jefe de Vanity Fair, Piper Chapman no solo deja a su esposa atras, sino tambien a sus hijos por perseguir sus sueños. Una decision que la empuja a cometer el peor error de su...