- Capítulo 50: "What if"-

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Despierto completamente agotada, adolorida sin entender en donde estoy. Vuelvo a cerrar los ojos, intento estirar mis músculos y vuelvo a abrir los ojos, la luz que ingresa por la ventana hacia la habitación me molesta.

Entonces, creo entender dónde estoy. ¿Qué fue lo que pasó? Intento recordar, intento cerrar los ojos una y otra vez, pero nada funciona. Es cómo si me hubieran borrado la memoria, solo recuerdo que había ido a casa de Zelda para acabar con esto de una vez por todas y ahora.... ¡Mierda! ¡Santísima mierda!

Estaba nada mas ni nada menos acostada en su habitación, en su cama... cubierta solo con una polera y bragas. Mí anillo de casada no estaba, mí ropa estaba por toda la habitación y mí teléfono a un lado.

11:30 de la mañana. ¿Qué y por que? ¿Qué es lo que había hecho? ¿Que mierda me había hecho Zelda? Sabía que fuera lo que fuera que hubiera pasado aquí, la única perjudica siempre sería yo.

Voy al baño, tomo toda mi ropa para vestirme y salir de este lugar rápidamente. Mi cuerpo duele, se siente cansado y aunque no quiera aceptarlo se que consciente o inconsciente esa mujer se aprovechó de mi. ¿Pero como? Si se suponía que yo solo iba a estar por un par de minutos en esa casa y luego regresaría a mi hogar, con mi esposa y con mis hijos para no largarme nunca más.

¿Donde había estado mi ángel guardián? ¿Donde habían estado Red y Cal si ellos sabían que no era nada seguro para mi ir a esa casa? Tenía tantas dudas y tantas cosas pasando por mi cabeza, pero estaba segura que cualquier cosa que pudiera imaginarme sería mucho peor de lo que me imaginaba.

Ya vestida, con mi cabello tomado en una coleta baje las escaleras para enfrentarme a la realidad. Estaba tan enfadada, tan triste que no sabía que sería capaz de hacer, ya no estaba segura de si sería capaz de comportarme con una mujer como Zelda.

Apenas me detuve frente a la cocina, ella me sonrió. Tenía puesto sólo su bata, estaba cantando muy sonriente una canción que a ambas nos gustaba escuchar cuando teníamos nuestra aventura y aunque aún no era capaz de encontrar mi anillo de casada, sabía que ella lo tenía.

Zelda: ya te despertaste, querida. Iba a llevarte el desayuno a la cama

Piper: Zelda....

Zelda: ¿No te duele el cuerpo? A mi si, hacía mucho que no tenía tanto sexo en una noche. Además, ayer estabas muy agresiva. Mira como me dejaste el cuello -mueve su cabello a un lado y me muestra los chupones que tiene en el cuello- dijiste que querías marcarme, que todos supieran que tú eras mi dueña

Piper: ¡Mientes! -le digo a la defensiva- yo jamás te tocaría un pelo, Zelda

Zelda: me tocaste más que un pelo. Estabas tan entregada e incluso dijiste que me amabas, que lo único que esperabas era a que pasaran los seis meses para que nos pudiéramos casar y tener a todos los niños viviendo juntos

Piper: eso lo dijiste tú- no puedo creer que está sucediendo, no logro entender que mierda pasa- no puede ser. ¿Dónde está mi anillo de matrimonio?

Zelda: lo tiraste por la ventana hacia el jardín. Dijiste que no querías nada que te recordará a Alex

Piper: ¿Cómo puedes estar tan tranquila? ¡Estoy que pierdo la cabeza porque no entiendo absolutamente nada de lo que está sucediendo!

Zelda: es normal. Bebimos mucho.... ¿Recuerdas que a mí también me pasó cuando fui a tu casa, querida? -su cara cambia de expresión y por un momento tengo miedo, no se que pueda suceder. ¿Es que había copiado la misma estrategia de Red?

Piper: ¿Me drogaste?

Zelda: ¡Piper! ¿Como se te ocurre? Yo no soy como tú, yo no le colocó medicamentos a las copas de las demás personas y a la mañana actuó como si nada.

Mi Adorada Esposa InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora