Sacrifice

El día que todo comenzó (2)

-¡Hanako!- Él se asomó desde la puerta de baño. – Senpai también está aquí-

-¿Niño?-

-Hola, Kou-kun-

Minamoto Kou entró al baño y dedicándome una sonrisa, hizo un gesto con la mano, saludándome. Posteriormente, se giró hacia Hanako - ¿Dónde está Mitsuba?-

-Quién sabe, pero creo que buscaba esto- Respondió mostrándole una cámara – La encontré mientras recogía cosas que los mokkes robaron. ¿Por qué no se la devuelves?

-... Bien, ¡ahora vuelvo!- Terminó antes de salir corriendo.

Así, vimos como Kou se iba tan rápido como llegó, pero en silencio. Pero en medio de esa ausencia de sonido, un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Qué era ese sentimiento de incomodidad que me carcomía?

-¿Y necesitas algo, Yashiro?- Preguntó Hanako regresando a su juego de cartas.

-Solo vine a limpiar el baño-

-Vaya... Qué gustos más raros tienes-

-¡¿Cómo que gustos?!¡Tú me obligas a hacer esto!- Grité extrañada de su comportamiento.

-¿Eh? ¿De verdad?- Él se rió un poco, con una media sonrisa.

-Hanako-kun...- Llamé

-¿Mmm...?-

Rápidamente, me acerqué a él aprisionándole contra el cristal de la ventana. Él parecía confuso, pero yo no me fijaba en eso. Solo me dediqué a observar sus ojos. Sus grandes y redondos ojos, se veían algo diferentes a como siempre eran. Se veían más fríos, distantes y crueles, y sin embargo también infantiles y juguetones.

-¿Yashiro?-

Su aliento rozando mi piel me hizo recapacitar de la situación comprometida en la que le había puesto. Inmovilizado y acorralado por la pared, con mi rostro a apenas unos centímetros del suyo.

-¡L-l-lo s-si-siento! No es lo que estás pensando... Solo comprobaba...- Me excusé nerviosamente con la mirada perdida. Y lejos de la reacción que esperaba por su parte, él solo sonrió fríamente y me miró a los ojos.

-Sígueme-

Flotando, salió del baño. Y yo lo seguí por detrás, extrañada por la falta de reacción ante mi actuación, sumado a esa sospechosa sonrisa.

Caminamos en silencio por los luminosos pasillos de la escuela Kamome. Él no se giró en ningún momento, ni tampoco me dirigió la más mínima palabra, gesto o mirada. Era todo tan extraño. ¿Qué trataba de mostrarme?

Llegamos hasta la torre del instituto, en uno de los extremos del jardín. Más específicamente, subimos a la planta más alta, desde donde por una ventana, Hanako se asomó.

-Hoy estás muy raro, Hanako-kun-

-¿Tú crees?-

-Dime, ¿Ocurrió algo?- Pregunté asomándome también por la ventana y deleitándome con el bello paisaje que se veía desde esta.

-Bueno...- Él se separó de la ventana.

Me quedé mirándole mientras él se alejaba un poco.

-¡¡YASHIRO!!- Escuché

Un grito me distrajo. Debajo de la torre, Kou, Mitsuba y Hanako se veían preocupados.

-¿Eh? Pero si Hanako-kun está aquí-

-... Fue divertido que me confundieras con Amane-

De repente, sentí como alguien me empujaba desde atrás. Caía desde lo alto de esa torre, mientras veía una expresión que nunca olvidaría.

Alegre, Tsukasa sonreía desde lo alto de esa ventana.