Buscando la salida

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Corrimos hacia cualquier lado lejos de ahí. Y tras estar dando vuelta regresamos al baño a descansar. Yo me senté en el suelo, jadeando en busca de aire tras correr de nuevo por todos los pasillos. Kou, a diferencia, empezó a golpear la tercera puerta del baño. Aunque ambos sabíamos que eso no serviría de nada.

-¡Maldición! No sé cómo salir de aquí sin destruir el yorishiro- Se quejó gritándole a la puerta.

-¿Yorishiro?- Cuestioné.

-¿No recuerda lo que es, senpai?-

"El divino yorishiro nos da a los siete misterios nuestro poder. Podrías decir que es algo como una batería. Si tú la destruyes, el misterio escolar será debilitado significativamente" Dijo una voz en mi cabeza en forma de recuerdo.

-Aquello... Que les da poder a los misterios...- Respondí.

"Si podemos destruir el yorishiro, podremos hacer lo que sea. Probablemente sea lo más importante... Algo que signifique mucho"

-Kou-kun...- Le llamé atrayendo su atención. – Si el yorishiro es algo valioso para él... ¿No se encontrará en un lugar especial?-

Él se quedó reflexionando sobre lo que dije para, tras unos segundos, chocar su puño contra su palma. – Tiene sentido- Contestó algo más animado. – Busquémoslo y salgamos de aquí, senpai-

-¡Sí!-

Tras mi afirmación, salimos de nuevo del baño, corriendo y alejándonos del fuerte ruido que causaban el séptimo y Minamoto luchando. Poco a poco, fuimos abriendo todas las puertas que nos cruzábamos, encontrando tras ellas clases sumidas en el depresivo y frío ambiente que había en el pasillo.

Menos en una.

Al entrar en la clase 2-2, una fuerte luz nos cegó a ambos. A diferencia de en el resto de todo el límite, esa habitación era cálida y estaba iluminada por los rayos del sol poniente. Estaba vacía y bien ordenada, de no ser por los libros de ciencias rotos en el suelo y el dibujo de la Luna hecho con tiza en la pizarra. Bajo esta y sobre el borrador, había una llave unida a un pequeño cohete, los cuales estaban pegados a la misma por un pequeño papel negro que tenía la palabra sello (封) escrita con tinta blanca.

-Senpai, esto debe ser el yorishiro- Avisó Kou mirando el llavero con los ojos brillantes y esperanzados.

Puse mis manos sobre el papel negro, levantándolo un poco. – Si lo rompo... ¿Volveremos a casa?- Quise asegurarme.

-¡Así es!- Contestó rápidamente, deseoso de salir de ahí.

Así, sin pensar mucho más, desgarré el pequeño papel, provocando que el llavero se partiese por la mitad y ese mundo se cayera en pedazos como un cristal roto.

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