Donde nadie existe

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-¡Yo también voy!-

Antes de que me diese cuenta, el equipo se hizo bastante grande cuando originalmente solo íbamos a ir Mitsuba y yo. Debido a que él habló con Minamoto sobre el plan de ir a rescatar a mi hermano, él decidió venir también. Y al final la chica que gusta de Amane terminó siguiéndolos y uniéndose también.

Frente a las escaleras de Misaki, nos encontrábamos dos fantasmas, dos humanos y un zorro que nos miraba atentamente, mientras la campana que anunciaba el fin del receso sonaba.

-¿Y qué queréis?- Preguntó molesta el segundo misterio.

-Queremos que nos guíes por tu límite- Pedí inocentemente.

-¡Mph! No tengo por qué hacerlo- Ella apartó la mirada, pareciendo estar enfadada.

Por supuesto, esa respuesta no me agradó. Lentamente, me acerqué a ella con una sonrisa infantil, pero con un aura completamente aterradora que dejó a los demás paralizados.

-Creo que no entendiste tu posición- Tomé de la cabeza al segundo misterio, quien rápido se transformó a su forma humana. – No es una petición. Es una orden-

-¡¿Qué demonios?! ¡Suéltame!- Ella agarró la manos con la que la sostenía desde el cabello y forcejeó, pero no logró nada.

-Puedo eliminarte ahora mismo, tal y como hice con el tercero. Puede que seas una chica, pero esta vez se me perdonará...-

Elevé un poco la cabeza del misterio tratando de golpearla contra el suelo. Y justo cuando me dispuse a atacar, el niño me detuvo atrapando mi muñeca.

-Por favor, Yako-onee-san- Interrumpió Minamoto rogando con ojos suplicantes.

Solté el agarre de la segunda, quien se alejó un poco, nerviosa.

-B-bien... Lo haré, pero solo porque lo pediste educadamente- Aceptó la propuesta con la cabeza en alto y los ojos cerrados, orgullosamente.

-¡Yei!- Exclamé alegre levantando los brazos.

La segunda me ignoró y subió las escaleras, y una vez pisó el cuarto escalón, desapareció. Los cuatro restantes la seguimos en silencio.

Llegamos a su límite. Una gran escalera blanca se alzaba frente a nosotros, rodeada por un jardín de flores del infierno.

-¡Se ve mucho más bonito que antes!- Se ilusionó la chica.

-¿Era diferente antes?- Preguntó Mitsuba.

-Sí, verás...-

Subimos las escaleras siguiendo al segundo misterio. Los dos humanos y Mitsuba charlaban, mientras la guía y yo permanecíamos en silencio.

Tras un buen rato, nos detuvimos frente a un portal negro con brillo rojizo, que atraía al sentimiento de miedo.

Miré a mi equipo. – Vamos entonces-

El exorcista se veía asustado, pero aun así dio un paso al frente. – Vamos-

-¡Sí!- Respondieron los otros dos.

Los cuatro traspasamos el portal, adentrándonos en el abismo.

-Suerte- Nos deseó el segundo misterio. 

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